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Marven: La muxe que conquistó la CDMX con sus tacos de canasta

Originaria de Oaxaca, recorre las calles al grito de “Tacos, los tacos de canasta, tacos”

Ante la ley se llama Francisco Marven, aunque el nombre por el que la conocen en redes sociales es Lady Tacos de Canasta. Ella se presenta simplemente como Marven. Tiene 33 años y vive al sur de la Ciudad de México. «Soy de barrio pesado, pero mi barrio me respalda», dice entre risas.

Su punto de venta oficial era la calle de Madero en el Centro Histórico, pero tanto a ella como a otros pequeños comerciantes la retiraron de ese corredor. Hoy esta Lady sui generis es una nómada que surca las calles de la ciudad montada en su fiel bicicleta azul. También suele entrarle a la vendimia en el bazar de Centro Médico, en la Roma Sur. La acompañé al mercado de La Merced, donde suele adquirir la materia prima para los guisos y las salsas de sus tacos.

A todo pulmón grita entre los puestos: «¡Tacos, los tacos de canasta, tacos!», mientras la gente se ríe, le chifla y se sorprende de que tremendo vozarrón aguardientoso —mezcaloso, más bien— salga de esta mujer de trenzas tan largas como su sonrisa.

La venta aquí no es mejor: la canasta viene casi llena y después de dar varias vueltas entre los pasillos del mercado, nos instalamos en la Plaza de la Soledad, frente a la Iglesia del mismo nombre. «Esta iglesia me gusta porque en Oaxaca hay una que se llama igual, así que cada que vengo me acuerdo de mi tierra», me dice mientras contiene un suspiro, entre chavos moneándose o dándose un toque.

¿Diario sales a vender con este ajuar tan típico de tu tierra?

Marven: Al principio no, pero ahora sí. Le fui agarrando el gusto. Fíjate que la gente ya me identifica más con este atuendo, además de que a mí me gusta mucho. Si yo le puedo robar a la gente una sonrisa mediante mi atuendo, ¿qué mejor?

He escuchado que en algunas ocasiones te refieres a ti en femenino y otras en masculino. ¿En qué letra de todo este laberinto LGBTTTIQA te encuentras?

Bien lo dices, es un laberinto de letras, ¡ya sólo falta que le pongan «chigungunya-parvovirus»! [risas]. Si me preguntas en qué lugar de este laberinto me encuentro, sólo puedo decirte que me encuentro en el lugar más feliz. Puedo ser travesti, puedo ser gay, pero ante todo soy una inventada, porque me inventé este personaje. ¿Pero quedarme en una letra? No. Sería como etiquetarme. ¿Por qué meterme en un cajoncito en el que yo no quepo? ¡Soy una explosión de cosas! Si un día quiero salir pandroso y en gorra o chonguito, pues salgo así, y si al otro quiero salir con pestañas, maquillada, con trenzas y peinados, ¡pues también me gusta! Es parte de mi propia diversidad.

¿Entonces no te molesta si se refieren a ti en masculino o femenino?

¡No! A mí no me importa si me dicen Chano o Juana, lo que sí no me gusta es que se quieran pasar de confianzudos y lleguen y me traten de manita. Porque lo que no ven es que detrás de este personaje, también soy un cabrón. Pero fíjate que antes sí me enojaba más eso. Ahora ya estoy aprendiendo a que a si me dicen «manita», «güey», «cabrón», «puto» o lo que quieras, ya cada vez me causa menos conflicto. Que me digan como quieran.

Hablando de estas palabras y actitudes que pueden ser discriminatorias, como el «puto» o el chiflido callejero, ¿cómo lo llevas tú? Porque ahorita que veníamos caminando escuché que te chiflan mucho.

Ya no me molesta, es más, me siento guapa. Los mexicanos somos divertidos y a mí, por fortuna, no me ha pasado que atenten contra mi persona o que me vulneren o agredan. Si antes no me molestaba, menos ahora. Ahora hasta lo disfruto, yo sé quién soy y si alguien se me pone al tiro, yo también me puedo rifar a los madrazos.

¿Cuándo y cómo fue que empezó este personaje de Lady Tacos de Canasta?

El personaje fue de una locura. El año pasado fui a vender a la Marcha Gay, me gusta ir a vender ahí porque me siento entre los míos. Eso fue en junio de 2016, pero fue en septiembre de ese mismo año que un video que me tomaron se hizo viral. Y de entonces para acá hicimos la página que ahorita ya tiene más de 33,000 seguidores. Y mira que yo no me siento famosa: la gente en redes sociales es mala, se escuda en el anonimato para lastimar. Por eso es que yo no dejo que este personaje se me suba: tal vez pasen mis cinco minutos de fama, pero hay algo que no va a pasar de moda y eso es el sabor de mis tacos. ¡Esa es una tradición que nunca se va a terminar!

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