El futuro político de Luiz Inácio Lula da Silva, ex presidente de Brasil quien busca ser candidato al puesto, pende de un hilo después de que la Corte Suprema de Brasil negó un «habeas corpus», un recurso judicial que pudo librarlo de pisar la prisión, esto, por las acusaciones de corrupción en su contra.
El ex mandatario está condenado a 12 años de prisión por corrupción, aunque puede recuperar la libertad poco después gracias al mismo tribunal que le abrió las puertas de la cárcel.
El recurso alegaba que, de acuerdo a la Constitución brasileña, una persona no puede ir a la cárcel hasta tanto se agoten todas las apelaciones posibles, que en el caso de Lula llevan todavía a dos tribunales superiores, uno de ellos el propio Supremo.
En una ajustada decisión, los magistrados de la Corte Suprema optaron por seguir la jurisprudencia que ellos mismos establecieron en 2016 y por seis votos frente a cinco ratificaron que la ejecución de una pena puede comenzar tras ser confirmada en segunda instancia.
De esa manera, por una cuestión de trámites judiciales, la orden de encarcelamiento de Lula puede ser dictada a fines de este mismo mes, aunque la votación que negó el «habeas corpus» dejó abierta una rendija que en unos meses pudiera devolverle la libertad.
No es el primero
Luiz Inácio Lula da Silva, de 72 años, no es el primer mandatario o ex presidente en llegar a la prisión. La decisión sacude el mundo político de Brasil, pues era el candidato favorito de ganar las elecciones presidenciales de octubre próximo; según las encuestas recientes.
Otto Pérez Molina, Guatemala (2015)
Se le acusó de liderar una mafia de corrupción aduanera en el llamado caso «La Línea». Llegó a la presidencia en 2012 y tres años después renunció, cuando el Congreso le retiró su inmunidad y un fiscal ordenara su detención.
Los delitos que se le atribuyen son asociación ilícita, cohecho pasivo y fraude a la Superintendencia de Administración Tributaria, en un caso conocido como «La Línea».
Pérez Molina -quien negó los cargos en su contra- se encuentra en prisión a la espera de ser juzgado.
Alberto Fujimori, Perú (2009)
Fue el primer presidente peruano en perder el puesto por un caso de corrupción. Renunció por fax desde Japón, donde se asiló por años para evitar ser juzgado por la justicia peruana. Sin embargo, el Congreso no aceptó la renuncia y le destituyó. Durante una visita a Chile en 2009, Fujimori fue encarcelado y luego extraditado a Perú donde recibió una condena de 25 años de prisión.
Recibió el perdón presidencial por el ex presidente Pedro Pablo Kuczynski.
Ollanta Humala, Perú (2017)
Fue presidente de 2011 a 2016. Se le acusa de lavado de dinero y asociación ilícita, relacionado con el caso Odebrecht.
Su esposa, Nadine Heredia, también está en prisión por las mismas acusaciones.
Alejandro Toledo, Perú
El ex presidente tiene dos órdenes internacionales de captura, por presuntos sobornos de Odebrecht.
Se encuentra prófugo de la justicia.
Ricardo Martinelli, Panamá (2017)
Presidente de 2009 a 2014, actualmente está preso en Miami. Enfrenta un juicio de extradición tras ser solicitado en su país bajo la acusación de interceptación ilegal de comunicaciones y enriquecimiento ilícito.
Afirma sufrir una persecución del actual mandatario de su país, Juan Carlos Varela, que fue su vicepresidente, es requerido por la justicia panameña para responder de cargos por una red de escuchas ilegales y por peculado.
Park Geun-hye, Corea del Sur (2017)
La ex mandataria, de 71 años, fue destituida y encarcelada en 2017 por su rol en la trama que protagonizó junto a su amiga Choi Soon-sil, conocida como la «Rasputina» por su cercanía con la exmandataria.
Podría pasar hasta 30 años en prisión.