Este Día de las Madres no todo son regalos y felicidad para las mexicanas que han procreado o educado alguna vez en su vida, pues para algunas puede ser el momento de despedirse de sus hijos y ver frustrada su maternidad para seguir pagando una condena dentro de alguna prisión en México.
De acuerdo las Estadísticas sobre el sistema penitenciario estatal en México. Documentos de análisis y estadísticas, del INEGI, en 2016 existían 542 menores de 6 años viviendo con su madre en los centros penitenciarios del país.
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Sin embargo, el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2017, que elaboró la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), señaló que actualmente al menos 417 reclusas tienen a 444 niños dentro de los centros de reinserción social.
Y es que el artículo 36 de la Ley Nacional de Ejecución Penal señalaba que los seis años era la edad máxima para la permanencia de los menores dentro de los penales con sus madres, pero con su reforma la edad se redujo a 3 años.
Aunado a esto, las condiciones dentro de los recintos penitenciarios no son los más óptimos para el desarrollo de los niños, pues sólo 19 de los 174 penales estatales femeniles y mixtos del país reportaron tener guarderías, es decir, únicamente el 11% cuentan con este tipo de servicios.
Por ejemplo, la Ciudad de México es la entidad donde hay más menores (81) recluidos con sus madres, pero sólo existe una guardería. En contraste con Coahuila, donde solo se registró un niño y hay dos espacios destinados al cuidado de los descendientes de las reclusas.
Además, sólo diez cárceles tenían áreas de maternidad y 25 contaban con espacios para la educación temprana de los hijos de las internas, detalla el documento del INEGI.
“Dicha situación sumada al abandono social que sufren las mujeres internas las puede llevar a una depresión que complica su readaptación social”, explicó Jimena Cándano, directora general de Fundación Reintegra.
Y es que siete de cada diez reclusas no reciben ninguna visita y 12% no tienen registrado ningún familiar para que las visite, según datos de la Subsecretaría del Sistema Penitenciario de la Ciudad de México.
“El abandono familiar del que son víctimas las mujeres que han cometido un delito complica sus posibilidades de reinserción social, por ello resulta primordial terminar con los estigmas sociales que las aíslan tanto en prisión como una vez que recuperan su libertad”, detalló.