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Liberan a tratante de niña de 10 años en la Ciudad de México

Por fallas en el Sistema de Justicia Penal de la CDMX, el sujeto evitó una sentencia de 23 años de prisión pese a explotar sexualmente a Laura

Del 2011 a finales 2012, Guillermo Cisneros Gutiérrez explotó sexualmente a una niña de 10 años en un baño público localizado en la colonia Centro, de la delegación Cuauhtémoc.

Era comerciante. Fue detenido y en 2015 sentenciado a 23 años de prisión por el delito de trata de personas. Sin embargo, ya está libre.

Esto luego que dos magistradas del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México lo absolvieron el pasado 25 de mayo «con argumentos» que no coinciden, acusa la defensa de la niña.

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Laura, a quien se le cambió el nombre para resguardar su integridad, ahora tiene 17 años.

Su vida y sueños se los destrozaron, y con ayuda psiquiátrica y psicológica ha intentado seguir adelante. Sin embargo, la justicia todo este tiempo le ha dado la espalda.

La falta tanto de perspectiva de género, como un tratamiento del caso desde los derechos humanos y de los niños, permitió que un tratante más esté libre, agrega Cruz Martínez.

«Es una historia en que desde el 2013 la mamá ha intentado obtener justicia.

Él estuvo desde el 2013 en prisión y hoy en 2018 sale, además con una sentencia absolutoria. Sin garantías para la niña y su familia.

En sentido estricto él ahora es inocente», indica la abogada. Luego de varias agresiones, los dos comerciantes la explotaron sexualmente en un edificio tipo vecindad que a la vista ofrecía el servicio de baño, pero al interior era prostituida.

En 2013, un año después de que cesó el sometimiento, Laura intentó suicidarse. Su mamá buscó ayuda y la llevó al psiquiátrico infantil.

Ahí Laura recibió tratamiento y en el proceso los doctores detectaron que había sido abusada sexualmente por dos hombres y los hechos posteriores.

La mujer interpuso una denuncia por el delito de violación a su hija. Resultado de la investigación, Guillermo fue detenido, aunque Ricardo pudo huir.

El viacrucis en juzgados Se inició un juicio por el delito de corrupción de menores donde sólo se incluía la violación.

En ese momento, Laura aún no hablaba sobre la explotación, debido a que Guillermo la amagó de muerte si decía algo.

Sin embargo, poco a poco comenzó a describir el infierno al que fue sometida. Se concluyó que además de la violación de los dos comerciantes fue víctima de trata de personas durante más de un año.

En 2015 acudió a la Comisión de Derechos Humanos capitalina para levantar una queja en contra de la Procuraduría General de Justicia (PGJDF) local y gracias a una recomendación del organismo, la dependencia capitalina abrió una carpeta de investigación por trata de personas con el agravante de menor de edad.

Lo que sumaban dos procesos. Como parte de ese otro juicio, el Ministerio Público realizó una inspección ocular del lugar que refirió Laura donde fue explotada sexualmente.

Ya para ese entonces, en 2015 y tres años después de la detención de Guillermo, ya no existía el servicio de baño.

Al parecer, los comerciantes lo retiraron. La última vez que Laura fue prostituida ocurrió en noviembre de 2012.

La primera absolución

A Guillermo le dictaron sentencia por corrupción de menores, y al mismo tiempo se desarrollaba el proceso por el delito de trata de personas.

La mamá casi desde el inicio enfrentó los juicios sola. A finales de 2015, la defensa interpuso una apelación a esa sentencia y fue absuelto, pero como la mamá no tenía abogado no fue notificada y cuando se enteró, ya era demasiado tarde para responder con algún recurso legal.

Continuó ese juicio hasta que en 2016 se le dicta sentencia por el delito de trata de personas con 23 años de prisión. En ese momento, la mamá de Laura buscó de nuevo ayuda y llegó a la asociación DAS, ahí le brindaron asesoría jurídica y acompañamiento del caso.

«Cuando vino dijo que quería estar segura que Guillermo no saliera de la cárcel, no quería que le pasara lo de la primera vez, que si hay una resolución en contra ella pudiera estar en tiempo y forma de interponer el recurso que le corresponda».

La octava Sala Penal confirmó la sentencia de trata de personas, pero disminuyó la pena. Argumentaron que por ser primodelincuente bajaría de 23 a 15 años de prisión. La defensa de Guillermo interpuso un amparo.

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Los juzgados de distrito resolvieron de ese recurso, que se diera el cumplimiento de dos cuestiones que les parecieron no se dieron de manera adecuada en primera instancia, con el juez.

El amparo pedía que se volviera a dar intervención ginecológica a la menor, debido a que un mismo dictamen se utilizó para los dos procesos.Esto ocurrió en marzo 2017, «podíamos haber manejado un recurso de revisión, pero la señora me dijo que si ya una especialista había dicho que no era necesario, a estas alturas ya no iban a encontrar nada».

La defensa en ese mismo recurso solicitó que se realizara un careo entre la víctima, testigos y agresor, ya que en primera instancia no se efectuó. Debido a que cuando fue ese proceso, Laura estaba muy afectada y bajo tratamiento debido a la experiencia traumática que vivió.

Entonces la carpeta se quedó con los mismos elementos de prueba y el juez 57 vuelve a sentenciarlo a 15 años de prisión.

De nuevo apeló la defensa de Guillermo y el caso regresó a la Sala, donde había tres magistrados, los mismos que redujeron la pena de 23 a 15 años. Dos magistradas y un magistrado.

Guillermo obtiene su libertad, pese a que confirman trata En esta segunda apelación el magistrado pidió permiso para ausentarse y llegó una nueva magistrada en su lugar.

De nombre Abigail Mejía. Ella y Rosalinda Sánchez emitieron la resolución que absolvió a Guillermo por el delito de trata.

Uno de los argumentos de las dos magistradas fue: «no se deja de atender que la ofendida en ningún momento refirió el tipo de ropas que ella vestía los días en que supuestamente era explotada sexualmente por el sentenciado y que ello pudiera corroborar la mecánica de los hechos, ya que en todo momento dijo (la ofendida) que llegaba a los baños y la desvestían con gran facilidad».

También señalaron que «la descripción del lugar de los hechos que hace la niña no coincide con lo encontrado en la inspección ocular que se llevó a cabo por el agente del Ministerio Público en julio del 2014, cuando la menor de edad describe claramente que los hechos se realizaron del año 2011 a finales del año 2012».

«Es una tragedia desde donde se le quiere ver. La mamá es una mujer que sola ha tenido que enfrentar el aparato de justicia, desde 2013 hasta 2018, con la constante incertidumbre que sucediera lo que pasó».

Cruz Martínez considera que además de las irregularidades en todo el proceso, en particular durante la segunda apelación, sí hubo una «preferencia» hacia a los derechos del imputado.

Incluso en la única audiencia que se llevó con las magistradas, a la mamá no le permitieron hablar, mas no al imputado, «a él le dieron la palabra y dijo lo que quiso».

En respuesta a la absolución, la asociación DAS interpondrá en los juzgados de distritos una demanda de amparo en contra de la resolución. Aunque prácticamente es empezar de cero, ya que Guillermo está libre.

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