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‘Sentíamos cómo nos silbaban las balas’: La Nacha Rodríguez

Ana Ignacia Rodríguez, ex líder estudiantil del movimiento del 68, relató cómo al momento de la matanza la ciudad parecía un estado de sitio

“Sentíamos cómo las balas nos silbaban, se oía horrible. Estaban los carros militares, el fuego cruzado; la ciudad estaba como en un estado de sitio”, relató a Publimetro la líder estudiantil del movimiento del 68 Ana Ignacia Rodríguez, «La Nacha», al recordar la masacre realizada el 2 de octubre de hace 50 años en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco.

Detenida tres veces por participar en las protestas estudiantiles y encarcelada durante dos años en Santa Martha Acatitla, “La Nacha” es una de las cuatro mujeres que duraron más tiempo con el movimiento, junto con Roberta Avendaño Martínez, “La Tita” (que murió hace 17 años), Adela Salazar Castillejos (hace tres) y Amada Velasco, de quien no se sabe nada actualmente.

La tarde del 2 de octubre de 1968 “La Nacha” estaba con “La Tita” frente al edificio Chihuahua en espera de que iniciara el mitin mientras sostenía una cartulina que decía “Facultad de Derecho”. Minutos después empezaría la “traición” y “masacre” tras el ruido de botas militares y sobrevuelos de múltiples helicópteros.

“Se escucharon las botas militares, pero yo ya las conocía porque ya habían entrado a Ciudad Universitaria (CU). No nos espantaba el sobrevuelo de los helicópteros porque toda la ciudad estaba así, veías tanques en el Zócalo, en todas partes; estábamos como en un Estado de sitio».

“Cuando llegamos a la Plaza de Tlatelolco ya andaban los líderes y dijeron que nos calmáramos, que sí estaba el Ejército pero que no iba a pasar nada porque había permiso de realizar el mitin con autoridades universitarias. De repente se ve un helicóptero sobre nosotros y de ahí salen las luces de bengala – que era la orden de tirar – y posteriormente una mano con un guante blanco le tapó la boca al que estaba hablando en el templete; luego sale una ráfaga de un edificio y “La Tita” y yo salimos de la plaza por las ruinas, pues aún no tenía las protecciones. Sentíamos que las balas nos silbaban, había fuego cruzado y se escuchaba horrible. Comenzó a dar mucho miedo”, relató.

Comentó que al día siguiente de la matanza, mientras míraba la televisión en el departamento de uno de sus amigos en donde se encontraba escondida, los medios de comunicación daban la información de que el Ejército Mexicano tuvo que intervenir durante la realización del mitin debido a que entre los estudiantes había francotiradores, aspecto que desmintió inmediatamente.

Detención

Durante su estancia en la casa de su amigo y con una orden de aprehensión girada en su contra, pues pertenecía al Comité de Huelga de la Facultad de Derecho de la UNAM, «La Nacha· fue detenida por autoridades gracias a una intervención telefónica.

“Me ubicaron por el teléfono, lo habían intervenido. A la esposa de mi amigo la confundieron conmigo y la detuvieron; posteriormente entraron a la casa y le dijeron a Luis (su amigo) ‘nos vas a tener que dejar aquí para esperar a Nacha, si no no te entregamos a tu esposa”.

“Me llevaron a los separos de Tlaxcoaque, me tuvieron incomunicada y estaba lleno de muchachos de prepa. Había orden de violar a todos y todas y tortura, pero a mí la gente me decía ‘¿Tú de qué privilegios gozas, por qué hay orden de que no se te toque?’”.

“Después me ficharon y amenazaron de muerte; me dijeron que si no me iban a mi tierra, en Taxco, me iban a matar. Sí me fui porque me dio mucho miedo, pero regresé el 2 de enero de 1969 y ese día me secuestra la federal de seguridad”, señaló la ex líder estudiantil, mientras recuerda que el principal orquestador de los actos fue el ex jefe de la policía de granaderos, Mendiolea Cerecero.

Ganó el movimiento

Durante el movimiento se crearon brigadas que dieron la oportunidad de que tuviera el gran desarrollo que alcanzó en pocos meses, ya que, según “Nacha”, la prensa estaba vendida y ellos eran los que decían realmente qué pasaba.

Además, mencionó que a raíz del movimiento se crearon varias organizaciones no gubernamentales en pro a los derechos humanos y sobre todo se dio un empoderamiento a las mujeres que antes no existía.

“El movimiento del 68 ganó porque hay varias instituciones educativas como los Colegios de Ciencias y Humanidades (CCH) que son un producto del movimiento. Hay muchas ONG que surgieron, además la mujer se empoderó y se crearon una serie de instituciones que han sacado a flote la lucha femenil”, resaltó.

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