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“A veces me siento culpable hasta de reír”: Van más de mil asesinatos de mujeres

La madre de Yang lamenta que su familia esté fragmentada y las autoridades de la CDMX sean omisas. Su hija es otra víctima de ‘El matanovias’, presunto feminicida.

VICE lleva un año dando seguimiento a familiares de mujeres asesinadas. Esta es la segunda de tres entregas de la serie #SeLlamanFeminicidios.

Sentí una espantosa presión en el pecho, me faltaba aire, tenía ganas de vomitar. Pensé que me daría un paro cardiaco. No sabía que era un ataque de ansiedad, y pasó, al inicio de 2018. Estaba sola. Había ido a un evento a escuchar a mamás hablar de feminicidios y desaparecidas. Me impactó demasiado que no supieran el paradero de sus hijas desde años atrás. No alcanzas a entender, no tiene límite la violencia. Es casi sentirte afortunada por haber enterrado a tu hija. Fue muy impresionante.

Esa vez, de verdad, sentía que iba a morir. Le hablé a mi pareja, hice ejercicios de respiración y me tranquilicé.

Con el asesinato de Yang, mi vida se fracturó. Me he vuelto solitaria. Para mitigar el dolor, la ausencia, recurrí al alcohol y al tabaco. Mi pareja y yo nos distanciamos. Con la familia es difícil convivir, no puedo hablar todo el tiempo de mi estado. No saben manejarlo. No sé si debo mencionar esto en las reuniones. El contacto con familiares y amigos ha disminuido.

Sé que tengo que continuar, hay que sanar varias cosas. Poco antes de que Jorge asesinara a mi hija, había finalizado una carrera corta de gastronomía. El plan de poner un negocio propio, de trabajar, se truncó. En ese sentido, estoy minusválida. El papá de Yang es apoyo económico, me dedico a esto al 100 por ciento gracias a esa ayuda. Él sostiene económicamente la casa, pero se ha cerrado al tema.

Cuando la noticia salió en medios, era complicado que familia, conocidos y vecinos me dijeran: “Mónica, te vi en la televisión”. No sé manejar esas situaciones. Trabajé con un tanatólogo, pero no me gustó. Accedí a ir a terapia con el psicólogo del gobierno. Fue aceptable, me ayudó a entender qué es el duelo, trabajarlo. De todas formas, a veces estás arriba, otras abajo. Hay remordimientos, me sentía culpable hasta de reír. Días la he pasado muy mal.

Debo aprender a vivir con la muerte y el dolor. Cuando se viene su cumpleaños, la Navidad, Año nuevo, es muy difícil, recuerdas que no está. Debo superarlo, pero no puedo aún, no sé si podré. Conozco a mamás que tienen un altar de su hija en casa, yo no podría. Es un trabajo diario para no hundirte.

La familia se fragmenta. Mi hija mayor me dijo: “No puedo con esto” y se fue. Con Ana, mi otra hija, lo hablo, me apoya, va conmigo a todos lados. No sé si eso es sano o curativo para ella, pero dice que la justicia sería un alivio.

La solicitud de alerta en la capital

Tres organizaciones –Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, Justicia Pro Persona y el Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria– solicitaron el 19 de agosto de 2017 la Alerta de Violencia de Género (AVG) para la Ciudad de México, que podría convertirse en el estado número 15 de 32 en recurrir a este mecanismo.

Este es un nuevo proceso que encabezan Nahyeli Ortiz y Omayra Ochoa, directivas en Justicia Pro Persona e integrantes del Observatorio. El primero lo vivieron, en conjunto con otras organizaciones y dependencias del gobierno de la ciudad, cuando se construyó el tipo penal de feminicidio, en 2011, y, luego, la implantación de un protocolo.

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