Con motivo del Día de Muertos y las celebraciones que se realizan en torno a esto, es inevitable que los niños se cuestionen sobre la muerte, ante esto los padres no deben crear tabús en los menores sobre el tema, sino darles una explicación que sea acorde con su edad.
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Claudia Sotelo Arias, directora del Centro de Especialización de Estudios Psicológicos de la Infancia (CEEPI), dijo que ademas la explicación está ligada a las creencias, religión y sentimientos que evoca en los padres.
Además, el contacto de los niños con la muerte es más común de lo que se podría crear, pues está presente en programas de televisión, caricaturas, videojuegos, entre otros; además, siempre están atentos a las conversaciones de los adultos y la pueden experimentar con la pérdida de algún ser querido de la familia, incluso una mascota.
“A partir de los tres años los niños comienzan a labrarse un entendimiento de la muerte, pero como algo temporal, no irremediable. Después de los cinco y hasta los ocho años se dan cuenta de que la muerte es irreversible y de que todos moriremos algún día. Después de los 10 años conciben la muerte como inevitable y están plenamente conscientes de ello», dijo la especialista.
Para hablar sobre la muerte con los niños, las especialista recomendó:
- Escuchar lo que preguntan y no mostrar asombro o inseguridad
- Explicar de acuerdo al sistema de creencias de cada persona o familia
- Ser sinceros
- Dar respuestas breves y claras
- No caer en rodeos y explicaciones sin fin
- No mentir ni decir «nunca me moriré»
La doctora agregó que las preguntas más comunes que hacen los niños sobre este tema son: ¿Qué pasa cuando uno se muere? ¿Te vas a morir algún día? ¿Yo me voy a morir pronto?
“Cuando son preescolares hay que tranquilizarlos e infundirles seguridad. Abordar el tema con honestidad y decirle, ‘sí, algún día moriré, pero falta mucho para ello’. Los niños necesitan ese tipo de respuesta y no explicaciones más profundas”.
Finalmente, cuando alguien cercano muere un niño necesita:
- Tranquilidad y entender que hay otras personas adultas que se pueden hacer cargo de él
- Comprender que no son culpables por la pérdida
- Es válido estar triste y llorar también
- Nunca es positivo hacer como que no pasa nada
- Los adultos pueden compartir con los niños el estado de tristeza que los embarga
- En algunos casos cuando son mayores de tres o cuatro años conviene que vayan por un rato al velorio. Es una manera de despedir al ser querido.
- Hablar mucho con los pequeños y recalcar que habrá personas que siempre las amarán
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