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Lavado de dinero en México impacta sector automotriz

Las actividades ilícitas en México se han incrementado, ante ello es importante tener precaución; en el caso de la compra y venta de automóviles usados es necesario ser muy cuidadosos ya que el lavado de dinero ha encontrado en este sector altas posibilidades para operar

El lavado de dinero es una de las muchas actividades delictivas que han encontrado refugio en el mundo automotriz. La oferta de autos nuevos, seminuevos y usados es tan amplia que, desafortunadamente, existen muchas personas que están dispuestas a voltear hacia el otro lado, especialmente cuando un auto se paga de contado o en efectivo.

A este escenario, hay que sumar la existencia de una cantidad enorme de comercializadores de autos; y no todos cuentan con la infraestructura de seguridad y la validación que este tipo de actividad requiere.

La ley en México establece que aquellas transacciones que rebasen las tres mil 210 salarios mínimos o Unidades de Medida y Actualización (UMA) diarias; es decir 258 mil 726 pesos, deberán anexar los documentos de identificación del comprador. Cualquier transacción que supere ese monto no deberá hacerse (o aceptarse) en efectivo. “A esta disposición de la ley para darle la vuelta, una de las artimañas utilizadas por criminales consiste en conseguir documentos oficiales de identificación de personas de escasos recursos a cambio de apoyos económicos o ayuda social y, con ellos, comprar autos de lujo. Aunque en teoría se deberían revisar historiales financieros del comprador, es fácil imaginar a algunos haciéndose de la vista gorda”, asegura Daniel Esponda, director general de VendeTuAuto.com.

¿Cómo operan los vendedores irregulares?

Para quienes pretenden operar al margen de la ley, una práctica común consiste en la importación de vehículos de Estados Unidos. Esponda comenta que se ha detectado que la mayoría de las importaciones se realizan a través de importadoras fantasma, cuyos representantes no se presentan a procedimientos judiciales o, de plano, no existen.

 

“Lo que sucede con los autos importados es que se compran a una fracción de lo que cuestan en nuestro país y se venden a precio regular. Por ejemplo, un auto que costó cuatro mil dólares en Estados Unidos, acá se vende por alrededor de seis mil, en promedio, detalla Esponda.

Afirma que “en otras ocasiones, los autos llegan a venderse incluso por el triple del valor por el cual se adquirieron. Aunado a esto, los aranceles para autos que circulan en la frontera norte del país (1% del valor) son sumamente distintos a los que hay que pagar cuando queremos que el vehículo circule en el resto de México (10% del valor del auto), lo cual abarata las unidades nuevas que se importan en la frontera con respecto al parque automotor en el resto del país”.

La Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA) ha identificado que, gracias a prácticas fraudulentas como facturas o certificados de emisiones falsos o alterados, los importadores de vehículos irregulares evadieron cerca de $500 millones de pesos en impuestos en 2015 y principios de 2016. Esto representa una evasión en casi el 50% de los autos importados, para darle perspectiva al dato.

El problema para los usuarios de esos autos de importación radica en que, en muchas ocasiones, los documentos con los cuales fueron importados tienen errores, son apócrifos o de plano no existen. Esponda explica que d esta manera “los usuarios que adquieren este tipo de autos para ahorrarse unos pesos se arriesgan comprando una unidad que pueda tener reporte de robo, no cumpla con controles ambientales o incluso haya sido utilizado para actos delictivos en el país vecino”.

Con esta realidad, y para no exponerse, Daniel Esponda recomienda recurrir a servicios como la plataforma que él encabeza, ya que han decidido no comprar vehículos de importación por estas mismas razones. “Se vuelve muy complicado rastrear el historial de este tipo de autos y saber cada detalle de su vida antes de su llegada a suelo mexicano. Adicionalmente, sometemos cada unidad que compramos a rigurosos controles administrativos, con los cuales nos aseguramos de no adquirir autos con irregularidades, como reportes de robo, cambios de VIN, o números seriales alterados. Estas prácticas no sólo hacen del proceso de venta algo más seguro para el cliente, sino que, para nosotros, como comprador, nos dan la tranquilidad de no estar comprando problemas”.

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