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Mujer víctima del conflicto armado ahora inspira a 5 mil personas

Ludirlena Pérez pasó del dolor del abuso y la tortura a ser una líder social por derecho propio.

Ludirlena Pérez fue víctima de violencia sexual, empalamiento, tortura, secuestro y desplazamiento forzado en Colombia. Para 2009 crea con otras tres mujeres víctimas la organización “Gestionando Paz” y creó también la campaña “Mi cuerpo, mi territorio”, así como proyectos de producción agrícola. 5 mil personas han sido beneficiadas con estas iniciativas. Metro la entrevistó al ser la Mujer Cafam 2019, por su labor. 

¿Cómo se convirtió en una líder después de lo que pasó?

–Básicamente yo soy de las que siempre digo que las personas no nacen siendo líderes, se hacen a través de las vivencias que tienen. Soy una campesina y luego de lo que pasé y en la defensa de mis derechos me encontré un proyecto de vida. Es por ello que me he abanderado de los derechos de la mujer, de las diversas violencias de género que hemos vivido. Y cómo realizamos actividades de prevención y sensibilización para que nuestros cuerpos no sigan siendo territorios de conflicto. Va todo ligado a mi historia de vida.

¿Cómo pasar de víctima a líder e inspirar a otras?

–Fue un crecimiento personal. Después de mi tragedia, tuve que guardar silencio y pensé en suicidarme en varias ocasiones. En un momento de ruptura tuve la oportunidad de decir que era momento de levantarme, de que no quería que nos quedáramos calladas siendo víctimas de violencia sexual. Una mujer a la que agradezco inmensamente me ayudó e inicié el proceso para denunciar. Después me coloqué en manos de médicos, me resistía totalmente a estar en manos de médicos, porque me resistía a tener asistencia de algún tipo. Y fui acudiendo a todo lugar que hablaran de mujeres. Comenzamos a trabajar a través de los Compartir, pilares de la asociación que lidero. Y fue a través del diálogo, que saqué el dolor y las afectaciones y pude ver que lo que me afectaba era insignificante al lado del sufrimiento de otras mujeres.

«Cuando trabajamos unidas, generamos grandes cambios. Para nosotras no es importante no solo mostrar la cara del dolor. Fue horroroso e inolvidable, pero lo más importante en este momento es que decidimos avanzar y que podemos decir que somos diferentes luego de lo que nos pasó”

¿Cómo comenzó a ser escuchada?

–Fue muy difícil, me encontré con una muralla como las insituciones de salud. Con prejuicios. Estigmatización. Y que, al ser víctima de violencia sexual desencadena muchas cosas en mí, como lo fue la vergüenza. Fue difícil el desconocimiento, la indiferencia, aceptar mi realidad como yo misma y presentar mi realidad ante otros. Yo agradezco mucho el acompañamiento de la Defensoría del Pueblo personal Manizales. A su delegada de género. Ella nos acompañó e hizo que nosotras tuviéramos la confianza de entender que ni nuestros cuerpos ni nosotras somos culpables.

¿Cómo comenzó a ejercer su liderazgo, y las campañas para empoderar a la mujer como “Mi cuerpo es mi territorio” ?

–Todas esas campañas nacen luego de que nosotros identificamos todas las violencias que vivimos y ver que nuestros cuerpos siempre están inmersos en esas violencias. Y llegó en el momento en que, con otras líderes identificamos que todas sin lugar a dudas habíamos tenido la problemática de que habían confiscado nuestro cuerpo como un territorio. Dijimos que no le íbamos a apostar a nuestro cuerpo como nuestro territorio, nuestro en el cuidado y en la toma de decisiones y derechos reproductivos. Y comenzamos una campaña donde nos resistimos a que nuestros cuerpos sean violentados. Hoy en día hemos reflexionado más y lo hemos dirigido a niños y adolescentes al ver las altas tasas de prostitución y trata de personas que se ve en la población infantil víctima del conflicto armado.

¿Cuántas mujeres son ahora?

–Comenzamos tres mujeres, con tres hechos victimizantes. Hoy en día somos 32 mujeres y un hombre víctima de violencia sexual los que estamos liderando este proyecto. Impactamos a diferentes personas y sectores, dependiendo de la vulnerabilidad que tengan. Zonas rurales, urbanas, escuelas. Instituciones educativas, como universidades con talleres, tomas de calle donde mostramos rechazo a estas violencias e invitamos a trabajar unidos.

¿Cómo fueron los proyectos de producción agrícola para hacer a las mujeres independientes económicamente?

–Para mí es importante que las mujeres tengan una autonomía económica. Cuando tienes el recurso sabes que puedes lograr muchas cosas. Que no vas a depender de un hombre que te maltrate y abuse. De esta manera iniciamos los proyectos productivos y tocamos puertas para que hubiese proyectos como el de tener gallinas, construir casas en terrenos propios, tenemos 6 mujeres beneficiadas con esto y otras 20 beneficiadas. Otras mujeres a las que les han entregado las tierras. Y hemos visto el crecimiento no solamente intelectual sino económico.

¿Qué les diría a las mujeres que han sufrido lo mismo que usted?

–Para mí lo más importante es la reconciliación conmigo misma para trascender hacia el perdón. Básicamente, cuando nosotras vivimos los hechos, siempre nos culpamos y encontramos en qué escudarnos. Es necesario perdonarnos a nosotras mismas para reconciliarlos con nuestra familia, el Estado y la sociedad para avanzar. Yo soy partícipe y respeto a quienes dicen que nunca van a perdonar, pero para mí fue un derecho y una oportunidad de vida. Y eso les digo a mis mujeres. Y gracias a esta decisión que tomamos, es que hoy en día ellas ven a sus hijos productos del abuso de una manera distinta, para no seguir abusándolos ni que sean en adelante abusadores. Gracias a eso hoy somos libres de esas ataduras. Hoy es momento de que ellas se sacudan y crean que es hora de avanzar.

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