México subió al lugar 140 en el ránking internacional Global Peace Index (Índice de Paz Global) 2019, en un año en que en general el nivel promedio de paz global mejoró ligeramente.
«Esta es la primera vez que el índice mejoró en los últimos cinco años, con 86 países mejorando y 76 registrando deterioros», destaca la organización Vision of Humanity, autores del informe publicado este miércoles.
Sin embargo, a pesar de esta mejora, el mundo sigue siendo considerablemente menos pacífico que hace una década. El nivel promedio de paz se está deteriorando en un 3.78% desde 2008. La paz mundial solo ha mejorado durante tres de los últimos diez años».
¿Qué provocó la caída de la paz mundial?
De acuerdo con los autores, durante la última década se registraron una «amplia gama de factores», entre ellos «el aumento de la actividad terrorista, la intensificación de los conflictos en el Medio Oriente, el aumento de las tensiones regionales en Europa oriental y el noreste de Asia, y el aumento del número de refugiados y el aumento de las tensiones políticas en Europa y Estados Unidos».
«El entorno político más amplio en Europa sigue siendo incierto, y el resurgimiento del nacionalismo y el terrorismo siguen siendo amenazas importantes para la paz»
Medio Oriente y África del Norte siguen siendo la región menos pacífica del mundo. «Es el hogar de cuatro de los diez países menos pacíficos del mundo, y ningún país de la región ocupa el puesto 30 en el Indice», destacan los autores. Sin embargo, a pesar del conflicto armado en curso y la inestabilidad en la región, el año pasado se volvió un poco más pacífico.
«La mayor parte de la mejora se produjo en el dominio de Seguridad y Protección, con mejoras promedio en la puntuación de la tasa de homicidios, la tasa de encarcelamiento, el impacto del terrorismo, la Escala de Terror Político y los indicadores de delitos violentos».
Por el contrario, Europa sigue siendo la región más pacífica del mundo y registró una leve mejora en la paz después de varios años de deterioro. «22 de los 36 países europeos registraron mejoras en 2018; las mayores en temas como el terrorismo político, el impacto del terrorismo, los refugiados y las personas desplazadas internamente, y los indicadores de tasa de homicidios»
¿Qué sucede en México?
De acuerdo con el informe, los disturbios civiles, los delitos violentos y las disputas fronterizas caracterizaron el último año en América. Ejemplo de ello fueron las manifestaciones exigiendo la renuncia de los presidentes de Nicaragua y Honduras.
«Los refugiados que huyen de la violencia en la región se han congregado en la frontera sur de México con Guatemala, en busca de acceso a México y Estados Unidos».
En promedio, la región se deterioró debido a mayores niveles de militarización y menores niveles de seguridad y protección. El gasto militar (% del PIB) aumentó, mientras que los fondos de mantenimiento de la paz de la ONU disminuyeron. La tasa de encarcelamiento aumentó en cinco países, en comparación con tres donde disminuyó. La inestabilidad política también se deterioró, especialmente en Nicaragua, Panamá y Honduras, y aunque mejoró en otros cinco países, el tamaño de los deterioros superó las mejoras.

México, con la tasa de homicidios más alta en dos décadas
El informe también destaca el puntaje promedio de la tasa de homicidios, para la cual América Latina ocupa el peor lugar en el mundo. Ejemplo de ello es que México, la principal economía de la región, registró su tasa más alta de homicidios en 21 años en 2018.
Por otro lado, un hecho que benefició a nuestro país es la firma del Tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). «América del Norte tiene el puntaje regional más fuerte en el mundo para las relaciones con los países vecinos, que se espera que se cumpla con la implementación exitosa de un nuevo acuerdo comercial regional. El reemplazo del TLCAN fue firmado por los tres jefes de estado en la cumbre del G20 de noviembre de 2018 en Buenos Aires. Sin embargo, las preocupaciones domésticas permanecieron en los tres países y, en el momento de redactar este informe, ninguna de las tres legislaturas había ratificado el acuerdo, todas expresando diferentes problemas con la culminación de la disputa comercial de dos años».
Aunque cae confianza en policías y militares, México registra los niveles más altos
En Centroamérica, la confianza en la policía local es más baja en México y Nicaragua, con 38 y 40 por ciento de los encuestados que afirman su confianza en la policía local, respectivamente.
A nivel mundial, la confianza en la policía local se redujo significativamente en Afganistán, Venezuela, Madagascar, Mauritania, Nicaragua y Botswana. El año pasado, Afganistán tuvo el mayor deterioro de la confianza en la policía local, con un descenso de 32 puntos porcentuales.
Nicaragua y México también fueron los únicos dos países que habían disminuido la confianza en los militares en América Central. Nicaragua cayó en 17 puntos porcentuales a 38 por ciento, ubicándose en el puesto más bajo dentro de la región en términos de confianza militar. Esta caída en confianza se refleja en la caída de Nicaragua en el Índice, ya que fue el país con el mayor deterioro de la paz en 2019. Aunque México cayó en dos puntos porcentuales, tenía el segundo mayor nivel de confianza en la región, con 61 por ciento.
Los 10 países más pacíficos del mundo
Estos son los países, su calificación y entre paréntesis, su posición respecto al año pasado
- Islandia. 1.072. (Se mantiene)
- Nueva Zelanda. 1.221 (Se mantiene)
- Portugal. 1.274 (+2)
- Austria. 1.291 (-1)
- Dinamarca. 1.316 (-1)
- Canadá. 1.327 (Se mantiene)
- Singapur. 1.347 (+2)
- Eslovenia. 1.355 (+2)
- Japón. 1.369 (-1)
- República Checa. 1.375 (-3)
3 preguntas con…
El Índice muestra una mejoría en cuanto a México, pero la percepción de inseguridad incrementó. ¿Cuál es la diferencia entre ambos indicadores?
– Son dos ámbitos distintos de medición lo que estamos tomando en cuenta en este caso. Por una parte, el Índice de Paz considera indicadores muy específicos respecto al número de homicidios, homicidios cometidos con armas de fuego, la distribución geográfica del mismo, el tema de la denuncia, de los delitos, tema de la capacidad institucional para responder a esos problemas. En fin, toma en cuenta indicadores muy objetivos y que son siempre ejes para cualquier análisis que se quiera hacer sobre la violencia de un país. Un asunto muy distinto es el de la percepción. Esto se conforma -en lo que también se conoce como seguridad subjetiva- y que es una visión de cómo una persona o individuo se siente en cuanto a su entorno. Si bien INEGI ha desarrollado encuestas de esta percepción, son dos formas distintas.
El índice de Paz puede que haya captado una breve mejora, esas mejoras son en cuanto a un mínimo grado de inversión en cuanto a ciertas instituciones de justicia, pero en realidad las condiciones de inseguridad y violencia en el país se han mantenido en un bajo nivel. La percepción de seguridad no va a derivar directamente con el desempeño de las instituciones. Por una parte ne lo que observa en los medios de comunicación y por otra, lo que conversa con su entorno.
El año pasado se imcreentó la tasa de homicidios, pero también hubo una mayor dispersión de los homicidios a nivel geográfico. Eso indica que hubo un mayor impacto en el entorno directo de las personas, principalmente a nivel comunitario. Eso puede explicar lo que, a pesar de que se mejora un poco en el índice de Paz, la percepción de inseguridad es alta.
Con acciones como la implementación de la Guardia Nacional, ¿qué podemos esperar para el año que viene?
– Si algo se ha observado desde el 1 de diciembre hasta la fecha es un incremento en el número de homicidios, en el número de secuestros -el caso reciente de Norberto Ronquillo ha despertado justamente un foco de atención a las cifras en este tema. También es cierto que las cifras de la inversión gubernamental en seguridad y justicia, en algunos casos se han estancado y en otros se han ido a la baja. Esos indicadores seguramente van a mover el Índice de Paz hacia abajo, es decir, México va a empeorar su posición. Además, hay otra cosa. El uso de la Guardia Nacional y su despliegue, aún cuando va a ser inmediato y de hecho ya inició en los últimos dos meses, realmente va a terminar de dar resultados por lo menos un año después.

Las razones por las que se ha dado el despliegue de la Guardia Nacional, de manera informal, ha sido por el incremento en el índice de homicidios, la mayoría de estos, asociados a la delincuencia organizada. En este sentido, la Guardia Nacional -evidentemente es un nuevo nombre- pero son los mismos elementos militares y de policía que han estado enfrentando en los dos sexenios anteriores a la delincuencia organizada y sabemos perfectamente que no han dado los resultados esperados, en términos de disminuir la violencia y los delitos derivados de este tipo de delincuencia. Lo que va a hacer la Guardia Nacional, es muy difícil pensar que va a disminuir esos índices de violencia y delincuencia.
Eso, aunado a que no se está invirtiendo dinero adicional al tema de seguridad, evidentemente le va a pegar a la valoración de México el próximo año.
Por otra parte, el despliegue que se está haciendo de los seis mil elementos de la Guardia Nacional está orientado a un tema muy diferente de seguridad, en términos de enfrentar a la delincuencia organizada. Está enfocada en el control del territorio y las fronteras, y en ese sentido, el tema es que se va a destinar una cantidad importante de elementos con el objetivo de detener el flujo de migrantes. Esto, en principio, se supone que también tendría que incidir en los delitos cometidos contra los migrantes; aquellos relacionados con el secuestro, la trata de personas y el tráfico de personas. Pero hasta este momento no lo sabemos, porque nadie ha explicado la estrategia. Si solamente van a contener los flujos migratorios, entonces no habrá ninguna incidencia.
El uso de la Guardia Nacional no parece que vaya a mejorar de manera objetiva los indicadores de violencia y delincuencia del país, ya no hablemos del índice Global de Paz.
En lo que llevamos de sexenio y de 2019, ¿han habido nuevos focos rojos en cuanto a seguridad?
– Por una parte el tema de los homicidios, especialmente los cometidos contra periodistas y defensores de derechos humanos. No es que sus vidas valgan más que las de cualquier otro oficio, pero la función social que tienen en su labor profesional es la que tiene un impacto en las relaciones sociales y políticas del país, especialmente sobre el grado de violencia. La comisión de agresiones y de homicidios genera un estado de miedo mayor, de censura mayor e inhibe el flujo de información que se requiere para tener un panorama del Estado mexicano en cuanto a seguridad y genera un estado de alerta sobre los factores que tienen intereses en cometer este tipo de homicidios contra periodistas y defensores.
Una cosa es cometer un homicidio común, por ejemplo, derivado de un robo (uno de los delitos que se ha incrementado en las ciudades, también en la Ciudad de México), que es delincuencia común. Cuando se comete contra un periodista o una persona defensora no es algo fortuito, sino es algo deliberado. Esta diferencia da un cambio sustantivo en las condiciones de violencia, en medida que se incrementan los homicidios contra esta población hay un cambio cualitativo en las condiciones de violencia, que en realidad lo que indica es que estamos empeorando.
Hay un incentivo muy importante, derivado de la impunidad, porque es rampante y tenemos dos décadas señalando esta deficiencia y no ha funcionado ninguna política pública, ni ninguna recomendación nacional o internacional, para mejorar las condiciones contra la impunidad. Yo creo que esto es uno de los temas que más hay que poner atención.
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