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Conoce al artista que instaló balancines en la frontera México-Estados Unidos

Metro conversó con el arquitecto y activista Ronald Rael, quien creó tres balancines rosas para que los niños de cada lado de la frontera México-Estados Unidos pudieran jugar juntos

La polémica promesa del presidente estadounidense Donal Trump de construir un muro en la frontera con México ha inspirado a muchos artistas a crear proyectos que critican la decisión. Una de las más recientes fue realizada por el artista y profesor de arquitectura y diseño de la Universidad de California en Berkeley, Ronald Rael, quien junto con la profesora Virginia San Fratello instaló tres balancines rosas para permitir que los niños de ambos países jugaran entre sí. Metro habló con Rael para saber más.

ENTREVISTA

Ronald Rael,
artista y profesor de arquitectura y diseño en la Universidad de California en Berkeley, EE.UU.

P: ¿Cómo surgió la idea de crear balancines en la frontera?
– Pensamos en el concepto de un balancín en la frontera en 2009 con Virginia San Fratello, así como en muchas otras ideas para interactuar en el muro fronterizo como una forma de contar las historias de los retos humanísticos, culturales y ambientales que presentaba su construcción.

P: Cuéntanos más sobre el proyecto.
– La idea del balancín (originalmente llamado «Teeter-Totter Wall») sugería que la frontera es un punto de apoyo literal para las relaciones entre México y Estados Unidos y que la construcción de muros rompe esas relaciones. También demuestra cómo las acciones que tienen lugar en un lado de la frontera tienen consecuencias directas en el otro. Esto es cierto a escala política y económica, pero también a escala de la interacción humana.

P: ¿Fue difícil instalar los balancines?
– Era una instalación temporal. Entre los participantes se encontraban residentes de El Paso y ciudadanos de la comunidad de Anapra, México. Soldados mexicanos y agentes de la patrulla fronteriza de Estados Unidos estuvieron presentes durante el evento. Los balancines, fabricados en acero ligero, han sido diseñados para ser instalados de forma rápida y sencilla utilizando la propia pared como punto de apoyo.
El balancín demostró cómo esas relaciones inmediatas entre las personas pueden crear un ambiente donde la felicidad y el juego son también aspectos importantes de la vida en la frontera. Y que nuestras relaciones con nuestros vecinos pueden extenderse más allá de las políticas. En el proyecto cerca de El Paso y Juárez, los balancines de color rosa brillante reunieron a la gente para mostrar que puede haber igualdad y alegría a través de las conexiones que hacemos.

P: ¿Cuál es tu opinión sobre la política de inmigración de los Estados Unidos?
– El proyecto es increíblemente importante en un momento en el que las relaciones entre las personas de ambos lados están siendo cortadas por la política. El muro no sólo separa los países, sino también las regiones, las ciudades, los barrios, las familias y, más recientemente, los niños de sus padres.

P: ¿Quiénes participaron en el proyecto?
– Mucha gente lo hizo posible. Los balancines fueron fabricados en una tienda de metal en Juárez por talentosos artesanos y el proyecto fue realizado con la ayuda del grupo Juárez, Colectivo Chopeke, que se enfoca en unir a la comunidad a través del diseño. Los dibujos y modelos originales, ahora en el Museo de Arte Moderno de Nueva York y en el Museo de Arte Moderno de San Francisco, relatan una historia de equilibrios comerciales y laborales, y cómo las acciones a un lado de la frontera tienen consecuencias directas en el otro.

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