El presidente Andrés Manuel López Obrador, ha actuado según sus principios y por lo que más de 30 millones de mexicanos votamos por él. Obvio, los deshumanizados que llevaron a este país a ser uno de los más violentos del mundo, no entienden el valor de la vida.
Grave problema político si hubiera habido una masacre en Culiacán, durante el enfrentamiento entre elementos del Ejército, y la Guardia Nacional contra Ovidio Guzmán Loera y el cártel de Sinaloa. Hoy, quizá Culiacán estaría bajo guerra, fuego y sangre, mucha de ella de civiles inocentes, -niños, niñas y adolescentes que estaban en la zona de conflicto expuestos a los tiroteos-, si se hubiera reaccionado con violencia para capturar a un delincuente a costa de lo que fuera.
Queda demostrado que la administración de López Obrador no pondrá en riesgo a una población que ha sido víctima del nivel de descomposición institucional (fraguada hace dos sexenios) y que ha llevado al empoderamiento de los grupos de delincuencia organizada.
Se actuó con prudencia, en contraste con el fracaso de la estrategia de seguridad durante el sexenio de Felipe Calderón y que continuó durante el Gobierno de Enrique Peña Nieto. No solamente no se logró disminuir la violencia, sino que el país se convirtió en una enorme fosa clandestina y en un territorio sangriento con miles de desaparecidos que sólo fueron sumados a las estadísticas del rubro: “efectos colaterales”.
El último año del sexenio de Peña Nieto dejó 24 mil 728 carpetas de investigación abiertas desde enero hasta octubre por homicidio doloso, y 12 años de violencia generalizada que iniciaron con el sexenio de Felipe Calderón, dejaron al país con una tasa anual promedio de 18,8 homicidios por cada 100 mil habitantes” según datos del INEGI.
Entre 2007 y 2017 hubo un total de 240 mil 448 casos de homicidio. De estos 122 mil 448 fueron cometidos durante la gestión de Felipe Calderón y 118 mil durante la de Enrique Peña Nieto.
El jefe del Ejecutivo decidió proteger la vida de las personas y estuvo de acuerdo en la medida táctica de haber liberado a Ovidio Guzmán López: “porque no se trata de masacres, eso ya se terminó. No puede valer más la captura de un delincuente que la vida de las personas”, dijo.
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Se pronunció por la paz, con un no la guerra, no a las masacres, no a la confrontación, no a la violencia.
Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, expresó su total respaldo al gobierno del Presidente López Obrador, en la decisión de liberar al hijo de Joaquín “el Chapo” Guzmán, a fin de salvaguardar la vida de las personas y del personal de las mismas Fuerzas Armadas ante la reacción violenta de sicarios del cártel de Sinaloa. Dijo: “confío plenamente en el Presidente y en su gobierno ante las decisiones en las que siempre se antepone el humanismo y la defensa de las vidas”.
Yeidckcol Polevnsky, presidenta de Morena, dijo también reconocer profundamente el humanismo del presidente López Obrador, y lamentó que “la extrema derecha (´jauría de críticos´), no se atreviera a hablar en el momento en que Felipe Calderón inició la guerra contra el narcotráfico, que lo único que dejó fue la muerte de muchos inocentes, a los cuales no le pusieron nunca atención”.
Edgardo Buscaglia, investigador de la Universidad de Columbia y experto en conflictos bélicos y postbélicos, Y comentó ante los hechos del pasado jueves en Culiacán, que en el combate al narcotráfico los operativos fracasan con frecuencia, toda vez que «ningún operativo de alta envergadura se organiza con un libro de texto en la mano, sino que siempre se improvisa. Cualquier soldado del mundo respaldaría la liberación de un capo si sus fuerzas se ven superadas en gran número o en potencia de fuego porque nadie buscaría una masacre inútil”. Donald Trump, Presidente de Estados Unidos, expresó a su vez, su solidaridad ante los hechos ocurridos en Culiacán, Sinaloa, y López Obrador, agradeció:“el respeto a nuestra soberanía y su voluntad para mantener una política de buena vecindad”.
En días recientes, por órdenes del Presidente, 230 elementos de fuerzas especiales de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) arribaron como fuerza de avanzada a Culiacán, Sinaloa para reforzar la seguridad ciudadana. La permanencia de las fuerzas especiales dependerá de las condiciones que se vayan dando, y que serán evaluadas por los tres órdenes de gobierno.
Ovidio Guzmán López, de 28 años, se convirtió en 2012 en uno de los objetivos del gobierno de Estados Unidos cuando la oficina de Bienes en el Extranjero lo ubicó como integrante del cártel de Sinaloa dedicado al tráfico de drogas y la realización de operaciones con recursos de procedencia ilícita. En 2018 las autoridades estadounidenses solicitaron su detención para ser juzgado en aquel país.
Las clases gobernantes del pasado, que llevaron al país a convertirse en una fosa clandestina y en un territorio sangriento con miles de desaparecidos, son las mismas que hoy piden a gritos que el Estado responda con más violencia. No será así.
El Presidente ha propuesto reorientar la estrategia de combate a la violencia y la inseguridad. Ya quedó demostrado a fuerza de sangre y barbarie, que la guerra contra el narcotráfico fue un rotundo fracaso. Este gobierno no apretará el botón de la insensatez. No somos iguales.