Un mes después de la brutal irrupción policial en la Universidad Jamia Millia Islamia de Nueva Delhi, sus aulas siguen casi vacías, los destrozos permanecen visibles y las esperanzas de los estudiantes que prendieron la mecha de las masivas protestas en todo el país contra la Ley de Ciudadanía han sido pulverizadas.
«No puedo dormir por las noches y esa gente que nos golpeó tan fuerte duerme tranquilamente en sus casas, ¿es eso justo?», cuestiona la estudiante de Jamia de 22 años Isitha, quien tuvo que esconderse en un baño para escapar de la Policía, que irrumpió sin permiso en el campus.
El 15 de diciembre, la Policía delhí entró en el recinto universitario empujando a los guardias de seguridad, golpeó a los estudiantes que se le acercaron y arrojó gases lacrimógenos dentro de la biblioteca mientras les lanzaba improperios.

Según afirmó el vicerrectorado al día siguiente, el operativo policial dejó 200 alumnos heridos.
¿El motivo? Los estudiantes permanecían concentrados en protesta contra la polémica enmienda de la Ley de Ciudadanía, aprobada pocos días antes, y que consideran antimusulmana, al otorgar la ciudadanía india a inmigrantes irregulares de países vecinos de seis religiones, excluyendo a los musulmanes.
«He tenido problemas de parálisis del sueño desde esa noche. Sueño que me estoy desmayando, que me están golpeando mucho, que estoy sangrando», dijo Iman, de 18 años, quien fue azotada con las largas varas policiales de bambú hasta que perdió el conocimiento en una protesta que comenzó fuera del campus.
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