El 60% de los habitantes afectados por los sismos de septiembre de 2017 en las comunidades de Tlapanalá, Tochimilco y Huaquechula no fueron atendidos por las autoridades gubernamentales y el resto fueron apoyados pero con deficiencias.
Así lo declaró Mercedes Núñez Cuétara, coordinadora del área de Desarrollo Comunitario de la Universidad Iberoamericana Puebla durante el anuncio del Premio Nacional de Servicio Social CISS 2019 con la que la institución fue galardonada por su labor comunitaria y apoyo a tres localidades de la Mixteca Poblana afectadas.
Mencionó que la mayoría de las personas que registraron algún tipo de daño en sus casas optaron por la autoconstrucción, incluso la universidad apoyó con talleres de construcción segura.
Las escuelas fueron apoyadas por instituciones privadas y en el caso del patrimonio cultural, aseguraron que hasta el momento siguen intactas las Iglesias, pues requieren de apoyos específicos.
Núñez Cuétara informó que con la participación de los alumnos de servicio social y la Red Juntos 19S, de la que es parte la Ibero Puebla, se logró apoyar a 42 familias con la recuperación de sus viviendas y tres más serán reconstruidas desde cero en las comunidades de Tepapayeca, Ayotilicha y Tochimizolco, de los municipios referidos.
Precisó que la universidad ya había acudido a esa zona desde 2017, lo que permitió que los procesos fueran más fácil, dando fortaleza, compromiso y pertinencia al trabajo que iniciaron.
A su vez, el coordinador del área de Servicio Social de la universidad, Bertrand Rault Duvemoy destacó la importancia de estos proyectos para que la experiencia de los estudiantes se nutra con hechos reales, permitiendo identificar los derechos vulnerados de los habitantes como es a la vivienda, a la salud, así como acompañarlos en sus procesos, ya que a la fecha hay familias que aún no tienen una recuperación completa de su calidad de vida.
Francisco Valverde Díaz, director general del Medio Universitario puntualizó que la Ibero es sensible a realizar acciones durante un mediano plazo hasta que las comunidades encuentran sus propias capacidades para seguir desarrollando los proyectos que la universidad va acompañando y asesorando.
“Es muy común que a veces las instituciones educativas van a estos sitios, extraen el conocimiento y la experiencia, y se retiran dejando un vacío importante en las comunidades”.
