En paralelo al brote del nuevo coronavirus que se gestó en China y que ya ha cruzado una veintena de fronteras, la chinofobia se propaga por el mundo, en particular por sus vecinos del Sudeste Asiático, donde el rechazo a los chinos no es nuevo.
En las últimas semanas han proliferado en las redes sociales de Filipinas, Indonesia o Vietnam multitud de mensajes de odio hacia los chinos, a los que se identifica casi automáticamente como transmisores del patógeno, y reclamos para que sus respectivos gobiernos blinden sus fronteras a los nacionales de China.
En Filipinas, donde se ha registrado la primera muerte por el nuevo coronavirus fuera de China -un turista chino que visitó tres islas diferentes-, las redes sociales hierven con mensajes xenófobos que asumen que todos los chinos son focos de enfermedades y reclamos al presidente Rodrigo Duterte para que vete su entrada al país.
«Difundir noticias falsas y mensajes racistas y xenófobos puede ser más peligroso que el virus en sí mismo, ya que causa confusión, miedos, rencor e inestabilidad», lamentó el presidente de la Federación de Cámaras de Comercio Filipino-chinas, Henry Lim Bon Liong, prominente figura de la influyente comunidad filipino-china.
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