Abel Revill Ochoa fue ejecutado en la prisión de Huntsville, en Texas, en cumplimiento de la condena de pena capital a la que había sido condenado por asesinar a su familia en Dallas, en 2002.
«Quiero pedir perdón a mis cuñadas por todo el daño emocional que les he causado. Las quiero a todas y las considero las hermanas que nunca tuve. Gracias por perdonarme», fueron las últimas palabras de Revill, informó Telemundo en Texas.
La inyección letal fue aplicada después de las 18.00 del 06 de febrero. A las 18:48 fue declarado muerto. Se le aplicó una inyección de pentobarbital. El portal Russia Today detalló que la muerte se produjo 23 minutos después de haberse inoculado la sustancia.
Abel Revill fue el condenado número 1.515 en ser ejecutado en los Estados Unidos desde 1976, según el conteo que lleva The Marshall Project.
Abel Revill Ochoa was the 1,515th person executed in the U.S. since 1976. https://t.co/nyxWrqcxkN
— The Next To Die (@thenexttodie) February 7, 2020
ABEL REVILL FUE PROCESADO COMO ESTADOUNIDENSE
Abel Revill nació en la localidad de Vicente Guerrero, en Durango, ubicado a 156 kilómetros al sur de la capital de ese estado, ciudad de igual nombre. A los dos años lo llevaron a los Estados Unidos y se le trató como estadounidense.
El consulado de México en Houston ofreció ayuda a la defensa de Revill Ochoa, pero dejaron saber que los abogados rechazaron la oferta, publicó Aristegui Noticias.
Abel Revill se había nacionalizado estadounidense. No obstante, el consulado dirigió a las autoridades de Texas una carta pidiendo clemencia.
EL CRIMEN: MEMORIA TRISTE DE OAK CLIFF
El diario Dallas News publicó una crónica del crimen que sacudió a Oak Cliff, un barrio al sur de Dallas. Ocurrió el domingo 4 de agosto de 2002. Abel Revill pidió a su esposa, Cecilia Ochoa (32), dinero para comprar drogas.
Ella le dio 10 dólares que le sirvió para una dosis de crack, narcótico al que Revill era adicto. Consumida la dosis, quiso más. Pero Cecilia Ochoa se negó a darle más dinero. Su esposo buscó una pistola Ruger, de 9 milímetros, y abrió fuego en la sala donde estaba reunida la familia.
Disparó a su esposa, a Bartolo Alvizo -el padre de ella-, y a sus dos cuñadas: Jacqueline Saleh (20) y Alma Alvizo (27), que tenían cargadas a una hija de Abel y Cecilia: Anahí (9 meses).
«EL DEMONIO ME POSEYÓ»
El escalofriante relato del Dallas News continúa contando que Revill volvió a la habitación a recargar el arma y al salir encontró a su hija mayor, Crystal, de 7 años, tratando de huir. Le disparó cuatro veces por la espalda. Alma quedó herida y sobrevivió, no así la bebé, Anahí, quien murió en el hospital.
Manejó a un cajero automático en el carro de la familia y allí fue capturado por la policía, 20 minutos después del crimen. No opuso resistencia y colaboró con la policía. «El demonio me poseyó», declaró.
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