México agilizó esta semana la contratación de médicos y enfermeras, cientos de los cuales se formaron para entregar sus documentos con la esperanza de conseguir un trabajo, alentados y conscientes de que el trabajo probablemente los colocará en la primera línea de contagio, pero renunció al cargo.
La mayoría de las deficiencias se utilizan para trabajar. Álvaro Martínez, un anestesiólogo que estaba esperando su turno en un centro de reclutamiento en el este de la Ciudad de México, donde ya se han recibido unas 800 propuestas, dijo que siempre ha habido escasez.
A última hora de la mañana del martes, mientras seguía esperando en una larga fila de personas bajo el sol, ya se había anunciado que no había necesidad de más solicitantes en su área de especialización.
El presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció recientemente que «todos los especialistas que requiere el país» no están disponibles, y es por eso que ha comenzado el reclutamiento tanto en el sector de la salud pública como en el de las fuerzas armadas.
La situación ya se complica por las deficiencias históricas del país y la escala de la epidemia actual, agravada por el hecho de que el 30% de los 400 mil trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el principal organismo de salud pública, se quedan en casa porque pertenecen a uno de los grupos de riesgo.
Los críticos del gobierno también se encontraban entre los solicitantes, como David Carrillo, de 52 años, que se quejó de la falta de coordinación de las autoridades porque, aunque había solicitado trabajo en diferentes centros de salud en el país, aún no ha recibido un respuesta.
Para la mayoría de las personas, el nuevo coronavirus causa síntomas leves o moderados, como fiebre y tos que desaparecen en dos o tres semanas.
Para algunos, especialmente los adultos mayores y las personas con problemas de salud existentes, puede causar enfermedades más graves, como neumonía y muerte.