El cambio climático, el agotamiento de recursos naturales, la degradación del medio ambiente y la pérdida de biodiversidad, afectan a la sociedad y a la economía. Se estima que, de no tomar acciones para mitigar estos efectos adversos, las pérdidas globales pueden alcanzar los 13.5 billones de dólares en los próximos 10 años.
La banca juega un rol preponderante ante esto. A nivel mundial, se requieren 3 billones de dólares anuales para alcanzar las metas de la Agenda 2030 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). De acuerdo con el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) en México, se requiere una inversión de 123 mil millones de dólares anuales hacia 2030 para cumplir las metas adoptadas en el Acuerdo de París.
Los nuevos hábitos de consumo; cambios tecnológicos; nuevos modelos de generación de energía; y tendencias corporativas y regulatorias alineadas a los ODS, motivan al gremio bancario a transitar hacia el financiamiento sostenible; es decir, aquel que brinda acceso a los recursos financieros para facilitar las inversiones de manera que se promueva la protección ambiental, la justicia social y la prosperidad económica.
El sector bancario en México lleva ya más de 12 años trabajando en ello. Desde la creación del Comité de Sustentabilidad de la Asociación de Bancos de México (ABM) en 2007, se impulsan acciones como el Protocolo de Sustentabilidad de la Banca, un acuerdo voluntario entre las instituciones financieras a través del cual se formaliza el compromiso del sector con el desarrollo sostenible y la transición hacia una economía baja en carbono.
El Protocolo, signado por 18 instituciones bancarias comerciales que representan el 80% de los activos totales, así como 7 instituciones de fomento, que son el 96% de los activos, contempla la integración de la sustentabilidad en las políticas internas; gestión de análisis de riesgos ambientales y sociales en decisiones de crédito e inversión; inversión en proyectos sustentables; uso de recursos de forma eficiente, con el objetivo de disminuir la dependencia hacia los recursos naturales; y difusión de políticas y prácticas de sustentabilidad.
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Adicionalmente, en colaboración con la Agencia Alemana de Cooperación para el Desarrollo (GIZ), se realizó un piloto de taxonomía para impulsar el financiamiento verde, en la que se clasifican diversas actividades económicas de acuerdo con su contribución a la mitigación y adaptación al cambio climático y/o a la sustentabilidad.
Con ello, se identificó que los bancos participantes en el estudio destinaron, en 2018, más de 53 mil millones de pesos a proyectos verdes, incluidas las energías renovables, edificios sustentables, transporte público no contaminante, agricultura sostenible y gestión de residuos sólidos.
La banca está convencida de que el desarrollo sustentable es indispensable para el crecimiento incluyente del país. Por ello, desde la ABM hemos generado alianzas estratégicas para impulsar el financiamiento sostenible, lo que ha permitido colocar a México, junto con Brasil y Colombia, como los países más avanzados en América Latina en cuanto a financiamiento sostenible.
Para conocer más, los invitamos a consultar nuestro micrositio, en www.abm.org.mx/banca-sostenible, donde podrán encontrar el Protocolo de Sustentabilidad, la Taxonomía de Financiamiento Verde; los Principios de Banca Sostenible; el Informe de Desarrollo Sostenible, y más.