Unidades habitacionales como Villa Frontera, La Margarita, Bosques de Amalucan y la junta auxiliar Ignacio Romero Vargas en la capital, han sido ubicadas como focos rojos en el consumo de drogas y por la pandemia por el Covid-19 se prevé un aumento, sobre todo en jóvenes.
En entrevista con Publimetro, la directora del Instituto Municipal de juventud (IMJ), Sol Cortes Bautista apuntó que durante la pandemia han atendido a seis jóvenes con problemas de adicción alguna sustancia y 35 desde el año pasado, pero se prevé que haya un incremento del 30% debido, principalmente, a la ansiedad y depresión que aumentan durante el confinamiento.
“Precisamente por los cambios emocionales que se disparan en la pandemia que son ansiedad, incertidumbre, depresión esto hace que se recurra a estas sustancias”, apuntó.
Indico que si bien hay una relación entre el consumo de drogas y la delincuencia, el factor que une estas dos cosas es la desigualdad, falta de oportunidades, programas o políticas públicas para recuperar el tejido social.
“No quisiéramos criminalizar, pero sí hay una relación en los jóvenes del consumo de drogas y la delincuencia, pero se trata de un tema de desigualdad, las que mencioné son zonas periféricas que históricamente han sido olvidadas, no se les dio atención”, apuntó.
Cortes Bautista apuntó que aunque en su mayoría son canalizados directamente, también hay centros en las juntas auxiliares de San Jerónimo Caleras , Xonacatepec, San Sebastián de Aparicio y San Andrés Azumiatla.
AC pide apoyo para personas en rehabilitación
La pandemia también ha afectado a las asociaciones de drogadictos anónimos como “Grupo Encuentro” que, atendiendo las medidas sanitarias, ha enviado con sus familiares a usuarios de más de 50 años y que presentan conmorbilidades como diabetes, VIH e hipertensión, entre otros, lo cual interrumpe su rehabilitación.
Pero además, se han suspendido actividades de procuración de fondos en iglesias, calle, o de puerta en puerta, para la manutención del centro ubicado en la colonia San Francisco y del resto que también atienden a menores de edad y mujeres.
“La venta de galletas era la actividad de procuración de fondos más constante, y cambiamos a la venta de pollos aquí en la puerta del grupo para evitar salir, pero está difícil porque no te ves como establecimiento para vender”, comentó Gustavo Caballero Maldonado, miembro de la asociación.
Detalló que el pago de renta ha sido lo más complicado, ya que cada mes deben cubrir 12 mil pesos, además de dos mil pesos de luz cada dos meses y mil pesos para dos pipas de agua a la semana, ya que les cortaron servicio ante aumento de tarifa.
Alimentar a una persona cuesta 58 pesos por plato y a quienes se encuentran en el albergue se les da tres tiempos, además de todos los servicios. Aunque a inicios de la cuarentena fueron apoyados con despensas, la necesidad económica para su funcionamiento sigue.
“La idea es que regresen a sus juntas, tomando las medidas sanitarias de sana distancia, lavado de manos y evitar que el grupo se cierre porque hay mucha gente que llega de Tehuacán, Ajalpan, Actalán de Osorio, Veracruz, Altlixco y Cholula”, comentó.
Caballero Maldonado reveló que desafortunadamente de 10 personas que están en una estancia mínima de un año, dos siguen sin drogarse, esto sumado a factores que hay usuarios con familias disfuncionales, que fueron abandonados o han vivido en la calle.
Aunque por el coronavirus dejaron de ir seis personas, actualmente albergan a 28 personas, por lo que enfatizó que el apoyo económico para seguir operando es importante, ya que interrumpir los procesos de rehabilitación aumentaría la reincidencia y pondría en vulnerabilidad a las familias y a la sociedad misma.
