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Vaticano.- El Papa alerta a los nuevos cardenales de “perderse en mil cosas” y alejarse de Dios

El Papa ha advertido a los nuevos cardenales del afán por el dinero, la fama o el éxito al tiempo que les ha invitado a permanecer “vigilantes” para no caer en el error que supone “perderse en mil cosas” y distraerse con los propios intereses y las “vanidades” que impiden percatarse de la presencia de Dios.

ROMA, 29 (EUROPA PRESS)

El Papa ha advertido a los nuevos cardenales del afán por el dinero, la fama o el éxito al tiempo que les ha invitado a permanecer «vigilantes» para no caer en el error que supone «perderse en mil cosas» y distraerse con los propios intereses y las «vanidades» que impiden percatarse de la presencia de Dios.

«Y si nos esperan en el Cielo, ¿por qué vivir con pretensiones terrenales? ¿Por qué afanarse en conseguir dinero, fama o éxito, todas ellas cosas pasajeras? ¿Por qué perder el tiempo quejándose de la noche mientras nos espera la luz del día?», se ha preguntado el Papa en la misa que ha concelebrado desde el altar del Baldaquino de Gian Lorenzo Bernini, en la basílica de San Pedro con los purpurados presentes en Roma.

«¿Por qué buscar padrinos para ir hacia arriba y hacer carrera?», ha agregado. Las palabras del pontífice se enmarcan en un contexto difícil en la Curia Romana después de la destitución del ex Prefecto de las Causas de los Santos, Angelo Becciu, que fue obligado a dimitir el pasado 24 de septiembre y a renunciar a sus derechos como cardenal tras haberse visto implicado en un caso de malversación de fondos investigado por el tribunal del Vaticano. Su cargo al frente de este organismo del Vaticano lo ha ocupado uno de los nuevos cardenales, Monseñor Marcello Semeraro.

Así, en la homilía de este domingo, que coincide además con el primer domingo de Adviento, el Papa ha alertado del «error» que supone «perderse en mil cosas y no percatarse de Dios». «Atraídos por nuestros intereses y distraídos por las vanidades corremos el riesgo de perder lo esencial», ha destacado.

El Papa ha alertado a su vez del «sueño peligroso» que supone «la mediocridad». Y ha especificado: «Llega cuando olvidamos nuestro primer amor y seguimos adelante por inercia, preocupándonos sólo por tener una vida tranquila».

De este modo, ha dejado claro que «sin impulsos de amor a Dios, sin esperar su novedad», los hombres se vuelven «mediocres, tibios, mundanos». «Y esto carcome la fe, porque la fe es lo opuesto a la mediocridad: es el ardiente deseo de Dios, es la valentía perseverante para convertirse, es valor para amar, es salir siempre adelante», ha destacado.

Por eso ha reivindicado como antídoto la oración, que «despierta de la tibieza de una vida horizontal» y eleva la mirada «hacia lo alto». Y ha añadido a este respecto: «No necesitamos adoradores».

En otro momento ha advertido también ante «el sueño de la indiferencia», que se pone en práctica cuando «se ve todo igual, como de noche, y no le importa quién está cerca».

Así, ha incidido: «Cuando sólo giramos alrededor de nosotros mismos y de nuestras necesidades, indiferentes a las de los demás, la noche cae en el corazón». Por eso ha alertado del peligro de quejarse «de todo» que hace a las personas sentirse «víctimas de los otros» y al final se hacen «complots de todo».

UN CONSISTORIO MARCADO POR LA PANDEMIA

El Papa creó este sábado a 13 nuevos cardenales, pero solo once de ellos pudieron estar presentes en la basílica de San Pedro debido a las restricciones en los viajes por la pandemia. Los dos restantes siguieron la ceremonia a través de la plataforma digital Zoom, marcando un hito tecnológico en la logística del Vaticano. La ceremonia estuvo marcada por las disposiciones sanitarias ante la pandemia: solo participaron cerca de un centenar de fieles, todos ellos con mascarillas.

Con este gesto elevó hasta 229 los miembros del colegio cardenalicio, de los que solo 128 tienen menos de 80 años y, por tanto, según la ley aprobada por Pablo VI, pueden votar en un cónclave. En total, 73 han sido creados por Francisco; 39 por Benedicto XVI, y 16 por Juan Pablo II.

Los nuevos purpurados que tendrán derecho a voto en un hipotético conclave son el obispo maltés Mario Grech nuevo Secretario General del Sínodo de Obispos; Monseñor Marcello Semeraro, nuevo Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos; Monseñor Antoine Kambanda, arzobispo de Kigali (Uganda); Wilton Daniel Gregory, arzobispo de Washington (EEUU); Monseñor José Advíncula, Arzobispo de Capiz (Filipinas); Monseñor Celestino Aós Braco, arzobispo de Santiago de chile; Monseñor Cornelius Sim, obispo de Puzia de Numidia, vicario apostólico de Brunei; Monsignor Augusto Paolo Lojudice, arzobispo de Siena, Colle di Val d’Elsa – Montalcino; Mauro Gambetti, custodio del convento de Asís (Italia). Los dos primeros, Grech y Semeraro, pertenecen a la Curia cardenalicia.

El Papa también creará otros cuatro cardenales mayores de 80 años y, por tanto, sin participación en un eventual cónclave. Su nombramiento será una distinción honorífica por su servicio a la Iglesia: Felipe Arizmendi, obispo «emérito» de San Cristóbal de Las Casas; Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia; Monseñor Enrico Feroci, sacerdote de la Parroquia de Santa Maria del Divino Amor en Castel di Leva (Italia) y ex director de Caritas (Roma) y Silvano Tomassi, ex nuncio y observador del Vaticano en la ONU.

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