Los países europeos tratan de acelerar sus campañas de vacunación contra el Covid-19 para superar el ritmo al que se propaga la variante Delta del coronavirus. Al ser más contagiosa, en una carrera de alto riesgo para evitar que los hospitales vuelvan a llenarse de pacientes luchando por sus vidas.
La urgencia coincide con los meses de vacaciones de verano en el continente, cuando el buen tiempo deja más reuniones sociales, y con las reticencias de los gobiernos a tomar medidas drásticas. Las normas de distancia social suelen ignorarse, especialmente entre los jóvenes, y en algunas naciones se está eliminando la obligatoriedad de usar cubrebocas al aire libre.
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Los incentivos para que la población se vacune van desde regalar comestibles y vales para viajes y ocio, a sorteos de premios. El presidente de Chipre ha apelado incluso al patriotismo.
El riesgo de contagio de coronavirus por la variante Delta es de «alto y muy alto» para las comunidades que no han iniciado o completado la vacunación, dijo el Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades, que monitorea 30 naciones del continente. Se estima que para finales de agosto, el 90% de los casos que se registren en la Unión Europea estarán causados por esta variante.
«Es muy importante avanzar con las campañas de vacunación a un ritmo muy alto», adivirtió la agencia.
La Organización Mundial de la Salud también está preocupada. La variante hace que el crecimiento de la transmisión sea «exponencial«, según Maria Van Kerkhove, su principal experta técnica en Covid-19.
La cifra de contagios diarios se está incrementando ya considerablemente en países como Gran Bretaña, Portugal y Rusia.