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Reacción de AMLO al escándalo mundial de Pegasus ha sido ‘muy calmada’

Al menos 50 cercanos al presidente Andrés Manuel López Obrador fueron espiados con Pegasus, el software en el centro del escándalo mundial

Pese a que al menos 50 personas cercanas al presidente Andrés Manuel López Obrador fueron espiadas con el software Pegasus, su reacción ha sido «muy calmada», señalan especialistas consultados por Publimetro; quienes consideran que es posible que no haya acciones de esclarecimiento del papel de México en este escándalo mundial.

La tarde de este lunes se informó que los teléfonos de al menos 50 personas cercanas a López Obrador, incluyendo el de su esposa Beatriz Gutiérrez Müeller, se encuentran entre los 15 mil números espiados entre 2016 y 2017 con el software Pegasus, de la empresa israelí NSO Group.

En medio de esta situación, el Gobierno del presidente López Obrador no ha emitido señalamiento alguno; esto, a pesar de que entre los nombres de la lista se encuentran personas que llegaron a ser funcionarios de la administración actual. Es el caso de Alfonso Romo (ex jefe de Gabinete), Julio Scherer Ibarra (Consejero Jurídico de la Presidencia), Jesús Ramírez Cuevas (coordinador de comunicación), Rocío Nahle (secretaria de Energía); Alejandro Esquer Verdugo (secretario privado del presidente), Gabriel García Hernández (ex coordinador de los programas de bienestar) y Octavio Romero Oropeza; director de Pemex.

«Políticos de todos los partidos, así como periodistas, abogados, activistas, fiscales, diplomáticos, profesores, jueces, médicos y académicos, también se encontraban entre las más de 15 mil personas seleccionadas como posibles objetivos de vigilancia entre 2016 y 2017, según una investigación realizada por una colaboración de medios de comunicación internacionales, incluido The Guardian«, explica Forbidden Stories, la organización que describió el escándalo de Pegasus en el mundo, en el que México fue el primer y principal cliente.

Respuesta de AMLO ha sido muy «calmada»: especialistas

Para Luis Enrique Vázquez, profesor de derecho del Tec de Monterrey, el silencio del Gobierno Federal ante el escándalo sigue la línea de revelaciones anteriores. «Probablemente ni siquiera vaya a haber [una respuesta oficial]», dijo a Publimetro.

«Todo ese tipo de noticias que van en torno hacia la administración pasada han pasado, no inadvertidas pero si muy calmadas. Muy probablemente va a haber una manifestación del presidente, a lo mejor, cuando esté medio olvidado el asunto, nada más como para no decir que no dijo nada. Difícilmente creo que se vayan a dar acciones para reparar el daño», afirmó el especialista.

Si bien es cierto que no es la primera vez que se menciona el uso de Pegasus por el Gobierno de Peña Nieto, ahora se confirma la magnitud de su uso en el periodo señalado. «No sabíamos el alcance que había tenido. Pensábamos que quizás fueron uno, dos o tres las personas vigiladas, pero no ya pensar en había 15 mil personas bajo la lupa del gobierno continuamente, pues eso es una cuestión ya preocupante», afirma Vázquez. 

Para el especialista, de ninguna forma pudo haberse usado Pegasus de manera legal en México. «Toda esa información evidentemente se obtuvo de una manera ilegal. Normalmente, en nuestro país, si es posible intervenir las comunicaciones, pero se tiene que llevar la causa ante un juez. Él tiene que evaluar la necesidad de este tipo de invasión a la esfera de los particulares por la comisión de delitos». Además, este es un «tema mayor», porque «difícilmente un juez hubiera dicho “tu software que interviene comunicaciones, puedes usarlo con 15 mil personas”. Jamás se hubiera podido dar una autorización judicial para hacerlo por la vía legal».

Crimen organizado y dictadores, con acceso a información de Pegasus

El periódico italiano «Repubblica» señala que uno de los peligros de esta situación es que la información de periodistas mexicanos espiados posiblemente terminó en manos del narcotráfico. Afirma que los comunicadores asesinados tenían sus teléfonos «infectados» con Pegasus.

«El gobierno lo había comprado para la lucha contra el terrorismo, pero luego se descubrió que muchos periodistas asesinados por los traficantes tenían sus teléfonos infectados», detalla en su publicación del 19 de julio.

«Es posible. O en manos de hackers o quién sabe quién», explica Vázquez. «Normalmente, cuando nosotros establecemos un control de legalidad sobre el manejo de la información, ya sabemos que hay un responsable y sabemos dónde la va a tener guardada o a quién la va a transferir. Pero en esta cuestión, totalmente ilegal, ni sabemos quién la vio, ni sabemos dónde está ahorita. Eso es lo grave».

Finalmente, Luis Enrique Vázquez recuerda que este mismo software se compró en muchos otros países en el mundo. «Pero pensemos qué países lo compraron. No eran naciones, potencias o democracias, digamos, donde normalmente nuestro país quisiera estar incluido. ¿Y qué uso se les dio? Pues un uso dictatorial prácticamente», concluye

Pegasus, busca «salvar vidas»: NSO Group

En un comunicado, NSO Group afirmó que tal investigación está «está llena de suposiciones erróneas».

«Nuestras tecnologías se utilizan a diario para desarticular redes de pedofilia, de tráfico sexual y de drogas, para localizar a niños desaparecidos y secuestrados, para localizar a supervivientes atrapados bajo edificios derrumbados y para proteger el espacio aéreo contra la penetración perturbadora de peligrosos drones. En pocas palabras, NSO Group tiene una misión de salvar vidas, y la empresa ejecutará fielmente esta misión sin inmutarse, a pesar de todos y cada uno de los continuos intentos de desacreditarla con falsos argumentos», destaca la empresa israelí.

3 preguntas con

Francesca Musiani, investigadora asociada de Mines ParisTech, Instituto de Tecnología de París, Francia.

¿Cuáles son las consecuencias del uso de Pegasus en el mundo?

Diría que la lección general que hay que sacar de esta situación es, una vez más (me vienen a la mente las revelaciones de Snowden y luego el escándalo de Cambridge Analytica…), que la cibervigilancia se rige, al menos hasta ahora, por el principio «abuso por defecto, no por excepción».

Durante años, y a pesar de las evidencias regulares que sugieren lo contrario, los Estados, así como el sector privado del mercado de la vigilancia digital (uno muy floreciente y rentable), nos han dicho que sus usos de la vigilancia digital son limitados, respetuosos con las normas nacionales e internacionales, conscientes de los sesgos y la discriminación.

Y que si alguna vez hay algún desliz, es por el bien de la seguridad nacional o para luchar contra el terrorismo, por lo que debemos ser conscientes de no protestar demasiado. Pegasus es la más reciente y definitivamente no será el último ejemplo de todo lo que está mal en este panorama.

El informe se centra en la actividad del grupo NSO Group. ¿Qué sabemos de esta empresa? ¿Es legal esta actividad?

Antes de que estallara el escándalo, sabíamos muy poco. Ahora sabemos que se trata de una empresa que ha desarrollado un software de espionaje (spyware) extremadamente eficaz, utilizado por unos cuarenta gobiernos de todo el mundo, incluidos los que son abiertamente y sin disculpas autoritarios, como Azerbaiyán, todo ello mientras afirman que están atentos al respeto de los derechos humanos.

Según las revelaciones, la mayoría de las actividades en las que interviene Pegasus quedan fuera del ámbito del derecho internacional, situación que se ve favorecida por una impunidad de hecho incluso cuando los operadores son sorprendidos en el acto de utilizarlo.

En cualquier caso, cuando se trata de software de espionaje, el derecho internacional sigue siendo poco desarrollado e indulgente, pidiendo a los Estados firmantes, en el mejor de los casos, cierta transparencia. En cualquier caso, Israel -que ha validado todas y cada una de las ventas de Pegasus por parte de NSO Group- no es signatario del acuerdo de Wassemaar, que es el principal instrumento de regulación en la materia.

¿Qué acciones deberían tomar, tanto la población como los posibles sectores afectados, ante el escándalo de Pegasus?

Por el momento, lo que hay que hacer es mejorar el conocimiento de lo que está ocurriendo, algo que sin duda las revelaciones del Proyecto Pegasus ayudarán a conseguir, al igual que Snowden lo hizo en el pasado con PRISM.

El público debería ser consciente, por ejemplo, de que estas tecnologías de espionaje no reguladas de facto son mucho más intrusivas que otras tecnologías de vigilancia que actualmente están mejor reguladas, como las escuchas telefónicas, y la mayoría de las veces sus objetivos son civiles en contextos sensibles (periodistas, activistas, incluso médicos).

El escándalo de Pegasus muestra hasta qué punto es urgente entablar un debate sobre un control real y efectivo de estas tecnologías de vigilancia, que la opinión pública debería reclamar con firmeza. También muestra una vez más los riesgos que conlleva la «privatización» de la gobernanza de las tecnologías digitales, y los «peligrosos enlaces» que tienen varias de las empresas de este ámbito con varios Estados.

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