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Mujeres en Afganistán temen la vuelta de viejas humillaciones con el Talibán

El regreso de los talibanes al poder supone el retorno a las añejas prácticas que sobajan los derechos de las mujeres como impedirles ir a la escuela, trabajar o mostrarse en público

Afganistán: Por qué las mujeres no pueden trabajar e ir a la escuela

El miedo de las mujeres en Afganistán por una posible supresión de sus derechos está más presente que nunca luego de la toma del poder por parte del Talibán. Los avances logrados en materia educativa, política y social están en peligro a pesar de la declaración de los talibanes sobre la permanencia de las garantías ganadas desde 2001, gracias a la ayuda internacional.

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El miembro de la comisión cultural de los talibanes, Enamullah Samangani, declaró que no serán víctimas en la instauración del Emirato Islámico de Afganistán y les exhortó a unirse al gobierno. Sin embargo, días atrás, mientras los extremistas islámicos se apoderaron de ciudades clave, las obligaron a abandonar sus puestos de trabajo.

Además, algunas mujeres denunciaron que los integrantes del grupo islámico tocan las puertas de las casas para contar a quienes tienen de 12 a 45 años. De esta manera, buscan tener un registro de cuántas pueden contraer matrimonio con los insurgentes.

Tras la modificación del estilo de vida en Afganistán por la rendición del Talibán ante Estados Unidos en 2001, salieron de la invisibilidad y se sumaron a la construcción de un nuevo Estado. En la actualidad, ocupan sitios en el espacio público como representantes políticas, profesionales de los medios de comunicación, estudiantes, médicas, abogadas, entre otros.

No obstante, algunas temen por su vida, como la primera mujer en convertirse en alcaldesa en Afaganistán, Zarifa Ghafari, que expresó estar a la espera de que los talibanes vayan por ella y la asesinen.

“Estoy sentada aquí, esperando a que vengan, No hay nadie que me ayude a mi ni a mi familia. Y vendrán por gente como yo y me matarán”, dijo la mandataria de la provincia Maidan Sharh al medio británico inews .

De acuerdo con Amnistía Internacional, 3.3 millones de niñas tienen la oportunidad de estudiar en Afganistán. A este dato se suma que el 87% de las mujeres cuenta con acceso a servicios médicos en el país. Pero todo pende de un hilo, pues en cuestión de horas la situación ha dado un giro por completo.

Ley Sharia, el origen de la desigualdad

Cuando los talibanes tomaron el poder de Afganistán en 1996, instauraron la Ley Sharia, una normativa islámica que regula la conducta de acuerdo con la interpretación del Corán. Entonces, con esos códigos morales y sociales las mujeres no debían trabajar ni estudiar, depender de un hombre si quieren dejar su hogar familiar y cubrirse el rostro con el burka.

Quienes se negaran a seguir los preceptos de dichas normas, debían ser castigadas en plazas públicas. Entre estos se encontraba ser azotadas, ejecutadas o incluso se les podía despojar de alguna de sus extremidades.

Principales prohibiciones

El fundamentalismo islámico que practica el Talibán restringe a las mujeres de realizar un sinfín de actividades. En resumen, aplasta su libertad y libre desarrollo. De acuerdo con la organización civil en defensa de las mujeres, Revolutionary Association of the Women of Afghanistan (RWA), estas son las más importantes.

*Las mujeres no existen en el espacio público, por lo que no aparecen en publicidad, anuncios, revistas o tiendas.

*Las niñas no deben ser educadas.

*El maquillaje, el barniz de uñas y todos los cosméticos están estrictamente prohibidos.

*Están obligadas a no mostrarse en televisión, enseñar los tobillos o escuchar música.

*Los deportes no están permitidos.

*No pueden reír y tienen la obligación de cubrirse el rostro con el burka.

*Los puestos de trabajo son exclusivos de los hombres.

*No pueden mezclarse con hombres en el transporte público, ni usar bicicletas o motocicletas.

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