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Gobierno del Bronco sin una obra emblemática.

La administración de Rodríguez Calderón no ha logrado una obra emblemática como Alfonso Martínez Domínguez, Jorge Treviño o José Natividad González Parás.

A escasos tres meses de cumplir los cuatro años al frente de su gobierno, Jaime Rodríguez Calderón no ha logrado una obra emblemática que distinga a su sexenio como ha sido el caso de otros mandatarios, por ejemplo, Alfonso Martínez Domínguez, Jorge Treviño o José Natividad González Parás.

A más de la mitad de su administración, el Bronco no tiene nada que presumir a la ciudadanía que votó por él y lo convirtió en el primer candidato independiente en ganar una gubernatura en el país.

A pesar que desde que arrancó su mandato se ha quejado de la falta de recursos y ha abanderado un gobierno de austeridad, se le cuestiona por gastos como un dron, que nadie sabe en qué se está utilizando y tuvo un costo de 15 millones de pesos, o bien por los beneficios que ha otorgado a la familia de su esposa, como es el caso de su suegra María Teresa Martínez.

La llamada Bronco-suegra obtuvo un incremento del 144 % en su sueldo, en un puesto en la Secretaría de Seguridad Pública estatal que le permitirá recibir una pensión de casi 30 mil pesos al mes.

El dinero no ha sido el problema para la administración de Rodríguez Calderón ya que Rodrigo Medina de la Cruz recibió para el 2015 75 mil 442 millones de pesos y el Bronco para el 2016,  77 mil 077 millones de presupuesto.

Los años siguientes, el presupuesto ha escalado a 89 mil 859 millones, en el 2017; 95  mil 655 millones en el 2018 y a 101 mil 459 millones 191 mil 528 pesos, en este 2019.

La obra de la línea 3 del Metro se la dejó ya encaminada Medina de la Cruz, sin embargo a más de la mitad de su gestión no ha podido concluirla, también canceló el proyecto del Penal de Mina y en su lugar está impulsando la ampliación de los penales de Apodaca y Cadereyta. El Topo Chico será cerrado en octubre de este año.

La Presa Libertad otro de los proyectos que contempla su administración se ha topado con dificultades como la oposición de los ejidatarios y campesinos de la región citrícola.

Esta no sería la primera ocasión en que la inconformidad de los habitantes de una zona frena la construcción de una obra porque en 1988, el gobierno de Jorge Treviño tuvo que dar marcha atrás a la Presa Terreros, ante la oposición de los citricultores de la región.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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