A la mayoría, o a casi todos, el título de mi colaboración de esta semana les va a recordar inmediatamente el título de una canción compuesta por Juan Gabriel.
Sin embargo, sin necesidad de tener que recurrir a cursilerías melodramáticas, la realidad es que muchas parejas (de novios o de esposos) con el paso del tiempo irremediablemente caen en la costumbre, a grado tal que se empantanan tanto en su circunstancia que llegan a un punto en el que no saben si todavía aman a su novi@ o espos@ o simplemente se han instalado en la terrible “zona de confort”.
Lamentablemente vivimos en tiempos vertiginosos. Las parejas actuales en nada se parecen a las que
conformaron nuestros padres o abuelos. La concepción que tenemos del compromiso es totalmente distinta a lo que ellos entendían como tal y, por ende, en la actualidad nos resulta cada vez más sorprendente encontrarnos con noviazgos o matrimonios con una longevidad mayor a los 10 años y nos hemos acostumbrado (¡ven, la maldita costumbre!) a que lo “normal” en estos tiempos es tronar con el/la novi@ luego de algunas semanas y divorciarnos dos o tres años después de decir el “sí, acepto”.
Pero, ¿cómo saber si todavía estamos enamorad@s de la persona a la que elegimos y con la que compartimos nuestro proyecto de vida o si nos hemos convertido en meras víctimas de la costumbre, el tedio, la monotonía y el aburrimiento?
Lo primero que debemos preguntarnos, hombres y mujeres por igual, es “¿veo mi vida sin él/ella?”. Si la respuesta es un categórico “no”, entonces todavía el amor está presente y rige nuestra relación, solamente que hemos permitido que la convivencia diaria, las situaciones cotidianas y el sentimiento de estabilidad/seguridad se apoderen de nuestros pensamientos y acciones. Empero, si hemos respondido negativamente a la interrogante al principio de este párrafo, es momento de sacudirnos esa pereza emocional y luchar por nuestra relación y nuestra pareja, sólo es cuestión de resetear nuestra capacidad de asombro y renovar todos aquellos sentimientos que nos despertaba esa persona cuando l@ conocimos y nos hizo sentir mariposas en el estómago.
Otra pregunta sumamente importante que debemos hacernos en una situación de duda como ésta de creer y sentir que la costumbre es más fuerte que el amor, es “¿qué amo o amaba de mi pareja?”: ¿la comunicación?, ¿las risas?, ¿esas maratónicas sesiones de sexo de viernes a domingo?, ¿aquellas caminatas por el parque que terminaban con los dos sentados en una banca leyendo un libro?, ¿cuando me ayudaba a levantar los platos sucios de la mesa después de cenar?… el etcétera es interminable.
Aquí lo importante es evaluar, cada quien por su lado y juntos, que todo aquello que obviaron en su momento y que los envió directos y sin escalas a la costumbre todavía existe, que está al alcance de su mano recuperarlo y revitalizarlo para que la relación se encarrile y vuelvan a ser esa pareja de sinergias y no de individualismos.
En conclusión, para mí, la costumbre (¡ni ninguna otra cosa!) puede ser más fuerte que el amor. No hay nada más fuerte que el amor.
Y no olviden que todos los sábados los espero, en punto de las 23:00 horas, en su programa Exclusivo para Hombres, que se transmite por Telefórmula (121 de Cablevisión y 121 de Sky).
UN PEQUEÑO (PERO REVELADOR) TEST
No es definitorio ni definitivo, pero sí es un indicativo sobre hacia dónde va nuestra relación. ¿Te animas a responderlo?
1. ¿Qué es lo primero que piensas cuando l@ miras? a) Ojalá fuera rubi@. b) ¿Qué hago aquí?
c) ¡No puede ser más lind@! d) L@ amo.
2. ¿Qué piensas cuando miras a otras parejas?
a) Envidia. b) Nada. c) Ojalá tengan algo tan bueno como lo nuestro.
3. L@ invitas a una salida con tus amig@s… ¿qué pasa por tu mente? a) ¡Me quiero morir! ¿Para qué l@ traje? b) Pena ajena. c) Ganas de estar a solas con él/ella. d) Te encanta compartir tus salidas con las personas que amas.
4. ¿Qué opinas sobre su ropa?
a) La odio, pero no me importa. b) Todo le queda bien. c) Me encanta cómo se viste. d) Eso se arregla con regalos y mucha sutileza.
5. ¿Se pelean?
a) Todo el tiempo. b) Nunca. c) A veces, pero se nos pasa enseguida.
Las calificaciones se las daré muy pronto en mi programa Exclusivo para Hombres por Telefórmula.
Contexto
Monotonía es un término que proviene del griego y que hace referencia a la falta de variedad en cualquier cosa. El concepto está vinculado a la uniformidad, la ausencia de matices o la igualdad de tonos. En la esfera de la vida personal la monotonía está relacionada a la regularidad, la rutina, el aburrimiento y el tedio.
En una vida o relación monótona todos los días transcurren de manera similar, con las mismas obligaciones, los mismos horarios, etcétera. La faceta previsible de la vida diaria, que para algunas personas puede ser positiva y tranquilizadora, para otros sujetos resulta ser un problema. La monotonía puede volverse patológica y derivar en distintos trastornos psicológicos. Las tareas o circunstancias monótonas tienen una influencia negativa en las personas, ya que pueden generar depresión, dolores musculares y fatiga crónica.Fuente: www.Definición.de
¿Qué escuchar?
Costumbres, Rocío Dúrcal, 1984
En su sexto volumen de temas compuestos por el Divo de Linares, la española cierra esta placa con un tema que aborda precisamente la problemática de esas parejas que se dejan envolver en la monotonía y el tedio, pero que no pueden dejar de amarse.
¿Qué leer?
Recetario para el éxtasis, 2011
Escrito por la psicóloga clínica Myrtle C. Means, este libro nos habla sobre dos de las dos principales fuentes de placer de las mujeres afroamericanas: el sexo y la comida, que combinados proporcionan estupendos resultados en sus relaciones de pareja.
¿Qué ver?
Belleza americana, 1999
¿Hasta dónde es capaz de llegar Lester Burnham (Kevin Spacey) para escapar de su monótona existencia y encarrilar sus emociones en situaciones y circunstancias que le permitan sentirse vivo nuevamente? No se pierdan gran película de Sam Mendes.
Consultorio (NO) sexual
Ciertamente en mi matrimonio (después de 12 años) la pasión ya no es la misma como al principio o como en los días de nuestro noviazgo, pero yo sigo amando a mi esposa, aunque ella insiste en que ya no tengo interés en ella… pero eso no es verdad.
Aníbal Márquez (León, Guanajuato)
Respuesta: tienes toda la razón, el amor se transforma. Pero tanto tú como tu esposa pueden salir de esa “zona de confort” tratando de recobrar esos episodios tempranos de su enamoramiento… ¿qué tal una segunda luna de miel en un crucero? Todo se vale.
Para reír…
Los “antes” y “después” del matrimonio:
Antes: dos por noche. Después: dos al año.
Antes: ¡Me dejas sin aliento! Después: ¡Me estás ahogando!
Antes: ¡No pares! Después: ¡No empieces!
Antes: Me gustan las “llenitas”. Después: ¡Odio a las gordas!
Antes: Me pregunto qué haría sin él. Después: me pregunto qué hago con él.
Antes: erótica. Después: neurótica.
Antes: Lo hicimos en el sofá. Después: Dormí en el sofá.
Exclusivo para hombres
Yazmín Alessandrini
yazminalessandrini
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@yalessandrini1v