Opinión

Sanar la realidad con el poder de la palabra

Domingo 26 de enero, 2014.

“En el principio era la palabra, y la palabra era con Dios, y la palabra era Dios…”. Es una revelación conocida por muchos. A lo largo de la historia todas las tradiciones espirituales y religiosas han hablado del poder de las oraciones y los cantos sagrados. Incluso las mentes más brillantes han hecho alusión a la música como parte fundamental del sentido de la vida. Y lo es. 

Los descubrimientos actuales sobre cimática han demostrado que las vibraciones de los sonidos crean formas específicas en la materia. El entendimiento de que el mundo físico está compuesto 99.99% de vacío refuerza la noción de que lo que concebimos como realidad está compuesto de energía traducida en átomos y moléculas en constante movimiento. El sonido es la llave que puede entrar en las capas más profundas de la materia antes de ser manifestada, e incluso establecer una conexión directa con el alma, ¿quién no se estremece o se conmueve con la música que toca su corazón? La música sagrada, es decir, la música que genera vibraciones de frecuencias elevadas, es capaz de restablecer el equilibrio de lo que está fuera de la armonía natural hasta el nivel subatómico. Incluso nosotros emitimos vibraciones que pueden traducirse en música; cada uno somos una canción universal. 

En la medida que conocemos el poder de la palabra y de sus vibraciones, podemos conocer también sus efectos. Las palabras pueden construir o destruir con total contundencia. El efecto de decir algo que exalta las cualidades de una persona es muy palpable: podemos ver su contento, su gratitud e incluso su mejoría. Así de grande es el poder de lo que decimos. Es tiempo de ser conscientes de que somos poseedores de este regalo para sanar a nuestro mundo comenzando por cada palabra cotidiana, por nuestro día a día, y por la práctica de palabras elevadas que traigan luz, paz y amor a nuestras vidas, y a las vidas de nuestro alrededor. 

Este domingo 26 de enero, a las 8:30 horas, estamos convocados a una reunión con los sonidos sagrados, con el poder de Naam, es decir, de la palabra, del canto sagrado de todos convertido en el canto de un solo ser, en el puente sagrado directo al poder que emana de la apertura del corazón. 

Nos reuniremos este día dedicado a la paz para crear enormes cantidades de energía sanadora elevando nuestra frecuencia molecular para que así podamos elevar la frecuencia de nuestra ciudad, de nuestro país y de nuestra Madre Tierra. A decir del doctor Joseph Michael Levry: “Generaremos vibraciones sanadoras de amor, paz y luz que expandiremos a todo el mundo”. La fuerza de hacer este tipo de trabajo unidos es muy potente, pues al crear una atmósfera de sanación que, entre otras cosas, libera el estrés, limpia la mente de creencias inservibles y sintoniza al cuerpo con el ritmo del Universo; el efecto es multiplicado a nuestras familias, seres queridos, a nuestro entorno y a todo el planeta para transformar y sanar verdaderamente nuestra realidad a través de la Luz. 

¡Nos vemos el domingo!

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