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¿Qué papel desempeñan las madres en el México actual?

El Día de la Madre, aunque criticado por parecer una celebración que sólo fomenta el aspecto comercial, bien vale la pena asumirlo como un día en el que confirmamos nuestra gratitud y amor a quien nos ha dado demasiado

Mariana Gómez del Campo | PAN

Hoy festejamos a las casi 33 millones de madres que habitan en nuestro país, mujeres que viven o han vivido una de las etapas más maravillosas.

Desde la generalización de este festejo a inicios del siglo XX, este día ha estado relacionado no sólo con la idea de maternidad, sino con todo lo que representan las madres en cada una de las familias: vida, amor, protección, generosidad, enseñanza, bondad, respeto, entrega, sustento y apoyo desinteresado. 

Así, el Día de la Madre, aunque criticado por parecer una celebración que sólo fomenta el aspecto comercial, bien vale la pena asumirlo como un día en el que confirmamos nuestra gratitud y amor a quien nos ha dado demasiado.

Al margen de la fecha, todos los días debemos promover que las condiciones que enfrentan las madres en México mejoren de forma sustancial. Debe llamar la atención que cada vez son más las mujeres que conducen una familia, según el INEGI, 25% de las familias tienen a una mujer como cabeza, es decir, 1 de cada 4 hogares.

Son ellas quienes enfrentan los mayores retos (junto con los padres solos) al tener necesidades de empleo, de vivienda y de apoyo social para el cuidado y desarrollo de sus hijos. La experiencia en la Ciudad de México con los apoyos para Madres Solas ha sido positiva pero se ha quedado muy corta, son miles las mujeres que hoy permanecen en una lista de espera para recibir el Programa, el monto es prácticamente simbólico porque es insuficiente para los gastos de alimentación y de educación de sus hijos, y lo más grave es que el Programa no está vinculado con mecanismos para su superación.

Por otro lado, datos del INEGI también señalan que en la mayoría de los hogares en los que una mujer es la jefa de familia, el incremento en las tareas a realizar por parte de las mujeres no ha sido compensado por una distribución equitativa entre  las madres y los padres.

En el México actual, las mujeres y los hombres somos iguales ante la ley, y con ello, las mujeres tenemos el derecho de dedicarnos profesionalmente a aquello que más nos guste o simplemente a aquello que represente un ingreso suficiente para sacar adelante a nuestra familia.

Sin embargo, para que lo establecido en la Constitución sea realidad y no sólo una norma, las leyes laborales de nuestro país deben incluir mecanismos de fiscalización dirigidos a prevenir, sancionar y eliminar la discriminación laboral en contra de las mujeres, una lucha que he impulsado desde el Senado es que existan herramientas legales para combatir el acoso laboral y la discriminación salarial que provoca que haya mujeres que perciben un ingreso 40% menor que los hombres por hacer exactamente las mismas tareas.

Falta mucho pero afortunadamente vamos caminando en la ruta correcta. Hoy, las mujeres podemos acceder, por decisión propia, a estudios universitarios, a la política y a muchos otros ámbitos sociales y profesionales. Así, la maternidad también ha evolucionado, pongamos nuestro granito de arena para que esta faceta de las mujeres sea cada vez más próspera y feliz. ¡Enhorabuena para todas las mamás de
México!

Alejandra Barrales | PRD

Ser madre implica una responsabilidad de 24 horas, 365 días. Es la experiencia más increíble que se pueda tener, pero también es una preocupación constante y, en ocasiones, extenuante, por no saber qué futuro les deparará a nuestros hijos.

Hoy, ser mamá tiene una doble connotación: somos las que damos vida, cuidamos, protegemos, brindamos amor, alimentamos y educamos a nuestros hijos; a ésta se suma que también somos proveedoras, somos el sostén de la familia, las que nos despertamos y salimos primero de casa para ir a trabajar, y las últimas que, al llegar, verificamos que todo está bien.

Sí, los tiempos han cambiado pero el papel tradicional de las mamás hoy más que nunca se acentúa debido a que nuestros hijos se enfrentan a mayores riesgos y retos, por lo que debemos ser su guía. Nuestro papel ha crecido y ahora participamos en diversos ámbitos del país: económico, político, tecnológico, científico, social, cultural, deportivo. Nuestra presencia se ha vuelto prioritaria e indispensable.

En México, 7 de cada 10 mujeres somos madres. De acuerdo con la Secretaría del Trabajo, nuestra tasa de participación económica es de 38.4%. Tan sólo en la Ciudad de México, de acuerdo con el INEGI, 31% de los hogares son encabezados por una mujer, es decir, unas 750 mil familias dependen exclusivamente de su ingreso.

Las madres, en particular las que somos cabeza de familia, hemos vivido una difícil y contradictoria realidad: la falta de tiempo suficiente para convivir con nuestros hijos a causa de largas jornadas laborales, o bien el freno al crecimiento personal y profesional por dedicar más tiempo a la familia.

Ambos espacios son compatibles y deben avanzar en paralelo, por ello es impostergable impulsar leyes a favor de las madres y, en particular, de las que son el sostén de las familias.
Es preciso reducir las jornadas laborales de las madres cabeza de familia, ampliar los periodos de lactancia, homologar los horarios de las escuelas y ampliar los de las guarderías, para permitir a las mujeres trabajar sin descuidar a los hijos o tener que dejarlos encargados.

Pero, además, enfrentamos una difícil realidad debido a que cada día crece el número de madres adolescentes en nuestro país, lo que nos tiene que llevar a plantear, primero, medidas  de prevención y comunicación más efectivas para detener la creciente tendencia (una joven se convierte en madre adolescente cada minuto); y segundo, generar programas que aseguren que estas
mamás adolescentes regresen a las aulas, para que no abandonen sus estudios y tengan mayores oportunidades de mejorar su vida y la de sus hijos.

Ser madre no significa sacrificar nuestro avance laboral y menos nuestra vida familiar. Como sociedad, debemos ser sensibles frente a esta nueva realidad y actuar en consecuencia, porque el bienestar de las madres que trabajan es el de todas las familias mexicanas.

Ana Lilia Herrera Anzaldo | PRI

Con o sin remuneración económica de por medio, el aporte de las madres mexicanas a la sociedad rebasa por mucho las tareas del hogar y merece ser reconocido mediante políticas que contribuyan a garantizarles tranquilidad y seguridad en el cuidado de sus hijos.

La presencia de las madres trabajadoras es fundamental no sólo porque constituyen el pilar fundamental de sus hogares, sino por el dinamismo que infunden a la economía del país. Información del Instituto Nacional de Geografía Estadística e Informática (INEGI) señala que 44 de cada 100 de las mujeres con al menos un hijo desempeña alguna labor productiva con remuneración, de las cuales, 98% combina sus actividades con quehaceres domésticos.

El mismo organismo refiere que, según la situación conyugal, la participación económica más alta se da entre las madres solteras (71.8%), divorciadas (71.7%) y separadas (68.3%).

Además de ello, cada día es más común ver a madres incorporadas a actividades económicas que combinan con su responsabilidad del cuidado y formación de los hijos. El Índice de Desigualdad de Género del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), ubica a nuestro país en el lugar 61 de 148 naciones, debajo de Chile, Argentina, Uruguay, Panamá y Cuba.

Por otro lado, el Informe sobre la brecha de género mundial 2012 del Foro Económico Mundial sitúa a México en el lugar 84 de 135 países, por debajo de Perú, Ghana, Kenya, Honduras, Vietnam, Costa Rica, Sri Lanka, Bolivia, Cuba y Ecuador. El mejor lugar que ha ocupado México es el 75, en 2006, y el peor sitio lo registró en 2010, ubicándolo en el lugar 98.

Los indicadores de estos organismos internacionales parten de la premisa de que la igualdad entre mujeres y hombres es un pre-requisito del desarrollo, un asunto fundamental de derechos humanos y de justicia social, donde además consideran que la inversión en la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres son esenciales no sólo para mejorar las condiciones económicas, sociales y políticas de la sociedad, sino para consolidar una auténtica democracia. Con el impulso de la paridad entre mujeres y hombres en las candidaturas a puestos de elección popular, nuestro país se ha puesto a la vanguardia en la participación democrática de las mujeres.

Es un hecho que la participación y el desarrollo de las mujeres en la vida política, social, económica, empresarial y científica del país, por citar algunas ramas, es independiente de su condición de madres.
En nuestro país, 3 de cada 10 hogares están jefaturados por una mujer, quienes además destinan más de 70% de su ingreso a la manutención de su familia.

La condición de madres de las mujeres trabajadoras en nuestro país ha sido oportunidad para la puesta en marcha por ejemplo, de nueve mil 595 estancias infantiles en mil 258 municipios, de los cuales 539 se encuentran dentro de la Cruzada Nacional contra el Hambre.

Aunado a ello, tenemos que más de 95% de las personas beneficiadas por el Programa PROSPERA, son mujeres; y a partir de octubre del año pasado se puso en marcha la Norma Mexicana en Igualdad Laboral y No Discriminación; cuyo objetivo es promover la conciliación entre la vida laboral y familiar.
Para las madres emprendedoras el programa Mujeres Pyme, otorga financiamientos para consolidar, fortalecer y desarrollar las micro, pequeñas y medianas empresas lideradas por mujeres.

Y no es casual que en el marco de la Reforma Educativa, el plan Escuela al Centro tenga prevista la apertura de escuelas de verano a partir de este 2016 en 8 entidades del país para todos los alumnos de escuelas públicas, donde podrán acceder a actividades deportivas, culturales y recreativas, lo que significará un beneficio pero, sobre todo, tranquilidad para un gran número de madres trabajadoras.

En el mismo sentido se encuentra la ampliación de una hora en la jornada de preescolar, pasando de 3 a 4 horas la impartición de este nivel educativo, en apoyo a madres que trabajan. En suma, por su entrega y trabajo cotidiano a favor de las familias y la sociedad en general, vaya hoy y siempre mi reconocimiento y felicitación a las madres.

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