Opinión

La columna de Toño Esquinca: sembrando el bien

Lo que elegimos hacer, es un eslabón de una cadena infinita: muy seguramente estamos experimentando los efectos de lo que alguna vez creamos, y también de lo que crearon otros que fue afectado por nuestra creación

A veces nos preguntamos si lo que hacemos es contabilizado por el cielo, si alguien toma nota de eso, o si existe algún registro en donde lleven la cuenta que al final será una caja de ahorros o una tremenda deuda. Y sí, creo que existe, y es el código propio del alma. No es que haya un mecanismo castigador o que tengamos un dios malo, tampoco una corte final de premios y recompensas, es sencillamente que, como seres creadores, siempre querremos atravesar por la esencia de nuestras creaciones.

Ninguna garantía más grande que la voluntad del alma para ejercer su derecho a crear y después experimentar lo creado de manera total; por eso es que si, por ejemplo, alguna vez elegimos robar a grandes escalas, tendremos que atravesar por el paso de vivir los efectos del que es robado también a gran escala: incluso robado de la libertad; de otro modo la experiencia quedaría incompleta.

Por eso es que tenemos que saber elegir de una manera más consciente, pues a todos nos gusta sentirnos bien, vivir una realidad que nos dé satisfacciones de cualquier especie, y no es inteligente generar creaciones que nos empujen, al final, a vivir en sufrimiento. Lo que elegimos hacer, es un eslabón de una cadena infinita: muy seguramente estamos experimentando los efectos de lo que alguna vez creamos, y también de lo que crearon otros que fue afectado por nuestra creación, pues nadie está separado. Lo que hacemos de bien y para el bien, siempre tendrá efectos multiplicadores del bien en algo o alguien más, y tarde o temprano repercutirá en lo que nos suceda.

El movimiento es como un algoritmo exponencial del que no imaginamos los efectos. Cada vez que usted o yo elegimos cultivar para bien las áreas de nuestra vida, como el cuerpo, el intelecto, la espiritualidad, el corazón, la conciencia, el servicio, comenzamos, o mejor dicho, continuamos un tejido con una lazada más que tendrá sus efectos en el todo. No sabemos, por ejemplo, cuando decidimos leer un buen libro y se lo recomendamos a alguien, qué efectos tendrá sobre él, y a su vez, los efectos que esta persona generará, pero sin duda, es un tren en onda expansiva.

Por eso es que usted no debe dudar cada vez que elija tomar una acción que sea para su bien, porque, de manera inmediata usted vivirá los efectos, pero en el largo camino estará ayudando a otros que no conoce, o incluso, como funcionan las leyes del universo en perfecta sincronicidad, afectará positivamente a quienes ama y conoce, aunque usted nunca se entere.

Así de mágica funciona esta resonancia. A veces sacrificar un poco de lo que perseguimos con tanto afán: el reconocimiento público, es una inversión silenciosa que a largo plazo será una gran aportación al bien mayor, suyo, de los suyos y de la vida. Nunca dude de que un poco más de bien, no le cae mal a nadie, y más en estos tiempos. Necesitamos de más nobleza, más bondad, más dulzura, más comprensión, más discreción, más de buenos sabores de boca.

Usted y yo podemos hacer mucho en nuestro entorno inmediato, y lo que sembremos hoy será inversión para las nuevas generaciones; y si usted, como yo, cree en la existencia de más vidas después de esta, no dude que cada semilla plantada irá con nosotros a donde quiera que vayamos.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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