Opinión

La columna de Toño Esquinca: sin desgarrarse las vestiduras

Usted es el autor del mundo que diseñó a cada paso de sus elecciones

Aprenda a ser humano, experimente, viva, decida, ábrase a las posibilidades, pero absolutamente todo lo que haga, procure hacerlo con la mayor de las conciencias. Si decide tener hijos por tenerlos, porque le teme a la soledad, porque no tiene otra cosa que llene su vida, como requisito social o hasta moda; si los abandona a su suerte, si no les da lo mejor de sí mismo, entonces no se sorprenda cuando en su adolescencia se conviertan en lo que usted más teme.

Si usted decide transgredir el respeto por los demás, obstruyéndolos, hablando mal de ellos, no dejándoles pasar, molestándolos, o demeritándolos, no se desgarre las vestiduras cuando a sus seres más queridos les pase lo mismo. Si sólo está centrado en sí mismo, en superponer sus necesidades primitivas al bienestar de los demás, si tira basura donde se le ofrece, si no le importa el bien ajeno, si abusa de su poder, si toma lo que no es suyo, si engaña para parecer lo que no es, si corrompe cualquier buena acción, y en pocas palabras, si es una manzana podrida, no se desgarre las vestiduras cuando toda la desgracia que sembró con ahínco le caiga de vuelta en las cosas que más le importan.

Elija consciente, nada más ni nada menos, consciente de jugar el juego con sus consecuencias, porque las reglas son simples y claras, nada hay nuevo bajo el sol. Haga lo que tenga qué hacer, y experimente lo que sienta que debe experimentar, pero por favor, por lo que más quiera: no se desgarre las vestiduras, porque eso, además de acrecentar sus problemas, constituye una actitud mojigata, ignorante e insultante. Quienes lo quieren y a quienes dice usted querer, lo necesitan responsable de sus actos, porque quien no lo es, se convierte en una carga a la que hay que hacerle el trabajo —primero carga para su familia y después carga para la sociedad—. Si no le basta hacer de sus actos un tren de inconciencia, al menos no moleste a los demás con su desgarramiento de vestiduras, no se sorprenda ni se convierta en víctima.

Usted es el autor del mundo que diseñó a cada paso de sus elecciones. ¿Qué bestia fue la que decidió alimentar en cada instante que la vida le ha presentado? Sólo basta hacer una conexión reflexiva para darse cuenta de que muchísimas veces hemos sido sembradores y promotores de aquello por lo que nos desgarramos las vestiduras. Si usted, como todos, fue programado para ser una víctima, un mártir o un perpetrador, regálese el gran tesoro de ser consciente de qué lugar ocupa, para que de esta manera no camine en dos aguas, y también para que pueda decidir despierto hacia dónde quiere conducir su destino. No viva en el inútil ejercicio del sobresalto y después la queja diciéndole a los demás qué tan extrañado está y cómo sufre porque su pareja lo engañó, cuando se casaron por miedo o interés; de que sus hijos no le hacen caso, cuando usted no les hizo caso; de que lo ignoren en el trabajo cuando usted traicionó a sus compañeros o hizo su menor esfuerzo; y en una idea central: no se desgarre las vestiduras porque la vida no le sea favorable, cuando usted le regaló a la vida lo peor de sí mismo.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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