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Paso 1. Haga acopio de la duda
Nunca se distraiga con los asuntos importantes. En eso pierden el tiempo los que insisten que las cosas existen tal como las dictan los sentidos y se olvidan que hay algo más. Por ejemplo, a todo mundo le pasa, y no hay por qué no deba sucederle a usted, que teniendo enfrente a un tío, primo o peor-es-nada, olvide su nombre. Pero más triste aún es que olvide que el nombre sólo es una designación temporal de esa persona y no es esa persona. Es decir, aquí tiene su primera gran excusa argumentada para salir de ese penoso entuerto cuando olvida un nombre.
Paso 2. Póngase lo más nervioso que pueda
Si el sujeto con trayectoria de colisión no le ha quitado la vista y por el contrario, lleva a cabo una exclamación por el encuentro, rásquese el cuello, alce las cejas, sonría ligeramente y permita que su voz tiemble lo suficiente para que su
interlocutor se percate de la imperdonable ofensa que es no llamarlo por su
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nombre. No hay mejor nervio que lo ayuda a a salir de un fastidio de la vida común.
Paso 3. Salude y gane tiempo
Ya que colisionaron los dos mundos aparentemente desconocidos, salude su cinismo y métase en problemas haciendo creer al mundo que domina a la persona que lo saludó y que ha decidido no verbalizar su nombre. Pregunte detalles estresantes para ver si salta una asociación o alguna excusa para que le muestren el Instagram. Sólo ruegue que no se hayan puesto exóticos nombres como “La_Maquinita_Ponzoñosa”.
Paso 4. Ponga a trabajar la ardilla
Sería aleccionador que una camarita grabara sus muecas en el intento
que hace para parecer un poco menos wey de lo que se muestra al intentar recuperar pistas para dar con ese nombre. Suelte su ardilla mental y siga platicando detalles que le contaría a un maniquí. Sólo sepa que luego tendrá que ofrecer disculpas, terminar preguntando el nombre en alemán o simplemente dejar intacto el misterio como indicio de un estilo de vida enigmático.
Paso 5. Preséntelo como genérico
Todo problema se multiplica y magnifica cuando usted está acompañado. En estos casos, lo que se pueda embarrar se multiplicará y lo dejará parcialmente exhibido, a menos que siga confiando en su habilidad para mantener tranquilo al que sabe que usted ha olvidado su nombre. “Ah, por supuesto, te presento a mi acompañante…”: sepa que tiene los segundos contados para soltar los hombros y aceptar: “¿Cómo es que se pronunciaba tu nombre?”.
Paso 6. Haga como si supiera ese nombre desde que nació
Una vez que le sea revelado el secreto de esa tarde, evite cualquier dejo de
asombro y repítalo tantas veces como pueda en su conversación. Esto le dará a su confusión un aroma de sabiduría que por sí misma deberá evitar
quedarse ahí para mostrarle al mundo que usted sabe que sabe.
Tres speakeasies para ir con personas con nombres altisonantes:
Jazz bien escondido
Al llegar, vas a ver un hermoso merendero retro en la esquina, del cual sospecharás por lo minimal y absolutamente limpio que luce. Cuando entras, te preguntan si vienes a cenar o si tienes reservación. Ahí es donde todo empieza: requieres hacer reserva para que te lleven al fondo de la habitación, pases por un diminuto pasaje y encuentres, al fondo, un increíble bodegón en donde escucharás muy buenos ensambles de jazz.
Parker and Lenox
En la calle de Milán
Un Escocés bien oculto
Éste es un pequeño lugar que tiene la gran ventaja de que no es tan caro como los lugares que ahí abundan. Tiene un domo retráctil para darle sentido de amplitud, sólo que debes llegar temprano, porque se llena. Cuenta con grandes cocteles y las hamburguesas son importantes de probar.
Scotch
Entre el Parque Lincoln y Presidente Masaryk
Entra por un librero
Si quieres entrar a un bar a través de un librero de doble fondo, entonces tienes que ir al sur de la ciudad para conocer Lewinsky. Un sitio algo pequeño, pero con muchísima onda en el que reina el pop y la electrónica. Los gins de la casa son una obligación.
Lewinsky
Avenida de la Paz, entre Insurgentes y Revolución