La doble, la triple…….¡y hasta la cuádruple moral!

Es una de las más importantes incongruencias que presenta la sociedad desde sus núcleos más elementales

Una de las más importantes incongruencias que presenta la sociedad desde sus núcleos más elementales es la referente a la doble moral, la cual desde su definición ciertamente no tiene nada que ver ni con lo bueno ni con lo malo. Sin embargo, la forma en cómo la aplicamos prácticamente en todo momento, definitivamente nos ubica en un papel ambivalente de ser algo así como “juez y parte” de todo aquello que ocurre en nuestro entorno ya sea que nos afecte o no.

Por principio de cuentas, la moral tiene que ver con aquellos valores éticos y creencias que a lo largo de nuestra vida vamos aprendiendo y desarrollando, lo cual vuelve a ésta una especie de Pepe Grillo que está presente prácticamente en todos nuestros actos y “nos aconseja”, por así decirlo, en todas aquellas cuestiones en las que debemos tomar decisiones aplicando nuestro criterio para definir (aquí sí) lo que es correcto y lo que es incorrecto.

Para fines prácticos, la doble moral tiene que ver con decir una cosa y actuar de manera totalmente distinta a lo que decimos. Además, la doble moral no sólo nos presenta ante nuestros semejantes como personas de valores y acciones con inconsistencias, también nos deja frente a nosotros mismos como individuos inmaduros incapaces de asimilar homogéneamente nuestro entorno, por lo que si un día vemos algo de color azul, lo más coherente es que ese algo lo veamos todos los días de color azul sin importar las circunstancias o las personas. Una persona consistente en conceptos y acciones difícilmente va a caminar los terrenos de la doble moral.

En días recientes pudimos informarnos sobre el deleznable comportamiento del candidato del Partido Republicano a la presidencia de los Estados Unidos, el empresario Donald Trump, a quien le balconearon una serie de conversaciones en donde se expresaba de manera asquerosa sobre determinadas mujeres, lo que indudablemente indignó a millones de féminas, entre ellas a la candidata del Partido Demócrata, Hillary Clinton. Sin embargo, ésta, para aquellos que lo hayan olvidado, está casada con un sujeto (el ex presidente Bill Clinton) que le fue infiel en innumerables ocasiones y quien también en su momento fue cuestionado por su pésimo tacto para tratar a las mujeres -¿alguien recuerda su affaire con su becaria Mónica Lewisky?-. En su momento Hillary se hizo de la vista gorda ante el pésimo comportamiento de su marido, siguió casada con él y unos años más tarde le reprochó a su rival político un comportamiento similar al que tuvo su esposo… ¡eso es doble moral!

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 Por supuesto que aquellos que ejercen la doble moral no tiene moral alguna, porque éstos siempre acaban torciendo las cosas a su conveniencia, criticando en público aquellas acciones y comportamientos que muy seguramente ellos ponen en práctica cuando no están bajo los reflectores de esa sociedad que muy probablemente los tiene ubicados en una posición de prominencia. Y esto definitivamente nos lleva a una degradación del concepto “moral”, con una raza humana que predica y no practica. Como esos caballeros que buscan fuera de su matrimonio, para tener como “amante de planta”, a una mujer pervertida y dispuesta a cumplirles sus más bajos deseos y en casa tienen a una esposa inmaculada, prácticamente una santa, con la que no se atreverían a hacer nada de lo que hacen con su amante porque “es mi mujercita adorada, ella no hace esas cochinadas”.

 Y hombres de doble moral hay de todo tipo: políticos, sacerdotes, maestros, activistas, etcétera.

 ¡Qué feo!, ¿no?

 Y no olviden que todos los jueves los espero en punto de las 23:00 horas en su programa “Exclusivo Para Hombres”, que se transmite por Telefórmula (121 de Cablevisión y 121 de Sky).

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