La elección del pasado 4 de junio dejó varios saldos y definió un escenario de salida rumbo a la elección federal de 2018. En ese panorama, Morena aparece como un partido en ascenso, competitivo para aspirar a alguno de los tres primeros lugares el próximo año. El PRI, por su parte, probó que tiene una maquinaria que funciona, sobre todo en las entidades donde tiene operadores, y cuando recibe apoyo desde el gobierno federal. Pero un tren que aún se mueve.
PAN y PRD, por su parte, han pasado a disputar el tercer lugar. Esto encendió las alertas en esos partidos, y sus dirigencias han planteado la posibilidad de hacer a un lado ideologías y formas de organización tan distintas y sumar maquinarias electorales en un “Frente Amplio Opositor” para el 2018, que sea competitivo en las elecciones de Presidente de la República y Congreso de la Unión.
El Frente, según esta convocatoria, podría incluir la participación de otros partidos de oposición y de “destacados actores políticos, sociales, académicos, e incluso precandidatos independientes con la finalidad de transformar al país y de sacar al PRI del poder”.
Nada que no hayamos escuchado antes, sobre todo en comicios locales.
Pero no olvidemos hoy que los gobiernos de los estados ganados por la vía PAN-PRD no han logrado generar un cambio trascendente: Chiapas (2000), Sinaloa, Oaxaca, Puebla (2011). Por el contrario, han sido criticados exactamente de lo mismo que eran señalados los gobiernos del PRI: nepotismo, enriquecimiento ilícito, autoritarismo, colusión con la delincuencia, etc.
Frente a esto, si el llamado Frente Opositor busca la Presidencia, la primera pregunta a responder es: ¿cómo harán una campaña diferente al modelo de dispendios, con cuates, cuotas, compadres y tinacos?
Creo que más allá del objetivo electoral un Frente Amplio debería formular una agenda de gobierno que responda a las principales demandas ciudadanas.
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Para no bordar en el aire, yo propongo cinco ejes de para ofrecer propuestas y soluciones:
1. Nuevo Federalismo. Los partidos deben responder cómo habrán de corregir las distorsiones cometidas por sus gobernadores, de la que han sido beneficiarios los propios partidos.
2. Estado de Derecho. ¿Cómo actuarán los partidos del Frente ante funcionarios, legisladores y militantes implicados en actividades ilícitas? Las fuerzas de izquierda y derecha deben presentar una clara posición sobre cómo equilibrarán las políticas de seguridad y procuración de justicia con las de derechos humanos.
3. Contrapeso del Congreso. Definir mecanismos para que las fuerzas del Frente, representadas en las Cámaras, no se conviertan en apéndice incondicional del Poder Ejecutivo. ¿Cómo se recuperarán los contrapesos mínimos en materia presupuestal, de fiscalización y supervisión de la política pública?
4. Ciudadanizar la política. Compromiso para modificar el perfil clientelar de nuestra actual democracia. Quitar candados para que la reelección de legisladores no pase por el visto bueno de las dirigencias partidistas. Redirigir recursos que hoy reciben los partidos de organizaciones intermedias de la sociedad civil no partidistas.
5. Política Económica. Definir: ¿Cómo será la política fiscal y sobre qué sectores? ¿Cuál será el arreglo frente a la inversión pública y privada? ¿Cómo será la relación sindical-patronal en el gobierno de un Frente Opositor PRD-PAN?
Como aspirante independiente a la Presidencia me interesa participar en la construcción de esta agenda. Estos cinco ejes contienen los nudos que atrofian a nuestra democracia y al país. Deshacerlos requiere de un amplísimo esfuerzo de conciliación y reconciliación nacional.