Opinión

Apaga el piloto automático

Nuestro columnista Ismael Cala escribe sobre la decisión de salir de la zona de confort, apagar el piloto automático y salir a buscar nuestra vida

Vivimos dormidos. La mayoría de las personas están dormidas, aunque no lo saben. Despertar significa salir de la zona de confort y eso resulta desagradable para algunos.

El filósofo Eckhart Tolle asegura: «No es raro que la gente pase toda la vida esperando empezar a vivir». Y es que convertimos nuestra vida en decisiones automáticas, sin ningún tipo de consciencia. Es más sencillo dormir en la confianza de nuestro hogar que despertar y abrazar la incertidumbre.

Como explico en mi libro Despierta con Cala, abrir los ojos supone descubrir la parte negativa del mundo, pero también nos hace conscientes de lo hermoso que nos rodea. Y, sobre todo, descubrimos que podemos asumir la responsabilidad de nuestras vidas y movernos hacia un propósito.

A los 25 años, Mason Wartman renunció al mejor trabajo que había tenido en Wall Street. ¿Cuál fue su siguiente paso? Abrir una pizzería con precios muy populares. En una entrevista explicó que quiso dejar su cómoda existencia para esbozar metas básicas para sí mismo. Con su nuevo negocio, podría llegar a personas sin hogar ni recursos para comprar alimentos.

El consejo de Wartman era: «Comienza algo nuevo para ti, enfócate y persiste, te alegrarás de haberlo hecho».

Al toro por los cuernos

Tomar responsabilidad no sólo se refiere al éxito profesional. El caso de Jacobo Parages es increíble. Este empresario español, de 49 años, trabajó durante años en distintas multinacionales y ahora dirige su propia empresa. Hace 20 años le diagnosticaron una enfermedad reumatológica muy dolorosa. Entonces su estado le obligó a adaptarse a una nueva vida: tuvo que dormir sentado durante cinco años para evitar el dolor.

A partir de entonces empezó a practicar la natación y cruzó en dos ocasiones el Estrecho de Gibraltar… Es decir, más de 14 kilómetros a nado. La vida de Parages volvió a torcerse cuando le detectaron un tumor maligno, del que se recuperó. ¿Volvió a dormir en la tranquilidad de una vida delicada? ¡En absoluto! Continuó luchando por batir otros retos y cruzó los 40 kilómetros que separan a las islas españolas de Mallorca y Menorca.

Mason y Jacobo son ejemplos de que existen dos tipos de personas: los que deciden aceptar la etiqueta que les impone la sociedad y los que rompen paradigmas y definen su propio futuro.

www.IsmaelCala.com

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