Opinión

Vertical y horizontal

Cumplir metas y tener logros nos define de manera horizontal, ó sea, nos abre un panorama para que en esta vida seamos “alguien” y también para que podamos probar los sabores y sinsabores de esta experiencia

El paso por el viaje de la vida terrestre es en efecto una escuela, una gran escuela de la que nos vamos graduando como hacemos –por imitación instintiva- en la realidad humana: desde lo básico hasta los niveles más elaborados de postgrados. Lo importante de esto es saber que en la medida que avanzamos horizontalmente, también lo hacemos en el otro sentido. Cumplir metas y tener logros nos define de manera horizontal, ó sea, nos abre un panorama para que en esta vida seamos “alguien” y también para que podamos probar los sabores y sinsabores de esta experiencia, pero es muy importante darnos cuenta de que al mismo tiempo recorremos un camino vertical, es decir, de aprendizaje. Lo que hacemos y vivimos no es fortuito, todo es registrado en nuestro propio cúmulo de experiencias como aquello que aprendimos.

Al mismo tiempo que recorremos caminos de un horizonte, subimos o bajamos en una escala de lo que pudimos ser conscientes cuando hicimos lo que hicimos. Entre más despiertos mejor, porque sabemos entonces asumir las consecuencias de nuestros actos. El Universo no pide tanto, más que ser sabios a la hora de elegir. Todo cuanto hacemos no sólo repercute en el camino horizonal, es decir, lineal, en el que va de un lado a otro en este plano, sino que también nos mide en un termómetro vertical, en el que a cada acto corresponde una reacción. Por eso no hay, o al menos no deben haber sorpresas de ningún tipo, pues mientras tomábamos caminos horizontales también hacíamos registros verticales, aquellos que saben quienes somos más allá del tiempo, del espacio y de nuestros personajes. Aprendamos a que la movilidad de nuestros actos no sólo es en un mundo físco del punto A al B y al C, sino a que al mismo tiempo, aunque no lo veamos tan real, estamos sembrando semillas que repercutirán en un eje vertical, que es en donde el apredizaje se mide. Y si lo piensa usted bien, de poco valdría tanto sacrificio en este plano material si al final no quedara nada registrado para la posteridad, ¿no cree? Tal vez ese sea el verdadero significado de la cruz crística: hacernos saber que como actuemos aquí, repercutirá en un “allá”, y que las leyes universales son inmutables, pues toda elección tiene una consecuencia, todo acto tiene su reacción, y saberlo para asumirlo es mucho mejor que ignorarlo para después preguntarse por qué la vida es tan cruel o tan injusta.

Simultáneamente nos movemos en un camino horizontal, es decir lleno de horizontes para elegir en esta Tierra, pero también vertical, con todos los registros de ley para saber si es que atravesamos por aquí dormidos o conscientes. Saber que existe un camino horizontal cuando usted y yo transitamos una vereda horizontal, nos otorga el privilegio de saberla aprovechar, porque ni usted ni yo estamos aquí de a gratis, ni porque sí, sino más bien, porque algo más grande quiso que estuviéramos aquí para ser conscientes de que el pasaje no sólo es lineal de un lado a otro, sino en un universo de muchas aristas y dimensiones en donde cada vez es posible pasar mejor de un lado a otro, y principalmente, ser más responsables del propio camino para que su trayecto vertical sea en la misma forma y proporción, un viaje vertical, de la Tierra al cielo.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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