Opinión

Instrucciones para domesticar una fantasía

Para ser leídas con: “Learning to Fly” de Jazzystics

Paso 1. Revise el término

Fantástico. Pareciera una palabra ñoña de fácil confección -que por falta de bagaje lingüístico, se arroja sobre fenómenos compuestos a falta de un término más preciso y menos clichado. ¿O no?

Paso 2. Prepárese para cazar fantasmas

Veamos. “Fantástico” guarda -probablemente- una de las paradojas más interesantes. Como si la Caja de Pandora al mismo tiempo fuera una de Choco Krispis, pero sin premio dentro de ella.

Fantástico deriva del vocablo latín “fanatos”, que remite al fantasma, o ente imperceptible, inexistente. Por un lado imaginario, pero al fin, una construcción propia que refiere construcción y no guarda identidad, salvo la que proyectemos, y en ocasiones hasta nos la creamos.

Paso 3. Rompa sus propios tabúes

Sin embargo, es también la misma palabra que se emplea para expresar una agradable sorpresa y beneplácito en torno a una admiración. El idilio probablemente caiga -como índice de precios y cotizaciones- con el más espontáneo acercamiento al hecho de que lo que usted observa, aquello que nombra “realidad”, simplemente no da más de sí, bajo este complejo sistema de proyecciones “fantásticas”. No existe así como la percibe. Ni una roca, ni un auto, ni su identidad propia.

Paso 4. Vaya más profundo

Todos los surgimientos que aparecen a nuestros sentidos emergen en dependencia de causas y condiciones. Esto significa que estamos vacíos del interminable catálogo de cualidades exageradas -positivas y negativas- que nosotros mismos nos -y les- proyectamos a quienes se dejen (y no). Una vez que comprenda esto se habrá liberado de una carga interminable de problemas y confusiones.

Paso 5. Piénselo un instante

¿Logra ver esa identidad sustancial de quien critica? ¿Ha pensado en la posibilidad de que se trate de una proyección -ni siquiera tan elaborada- de sus propias limitaciones o indefiniciones? Pero en el fondo, lo relevante es que lo que usted critica no existe. No es “bueno” o “malo” desde su propia naturaleza. No hay tal. No hay identidades absolutas en el mundo. Sólo se tratan de designaciones conceptuales relativas para darnos a entender. Pero designar al mundo no significa crear al mundo. ¿O usted es su nombre, su cargo, o su ropa?

Paso 6. Ahora regrese a su realidad

Esta construcción de seres falsos, fantásticos, como podrá ver, es fantásticamente falsa.
La creencia inercial y aprendida de tomar lo que perciben nuestros -de por sí limitados- sentidos como un hecho, hace que aceptemos la realidad tal cual nos es presentada, e interpretarla como una carga repleta de identidad inherente lista para ser juzgada, criticada y hasta coleccionada.

Paso 7. Salga y viva (ahora sí)

Esto es un reto a la manera en la que percibimos al mundo, y naturalmente a uno mismo. De ahí que el elaborado proceso para que podamos designar a un objeto como “fantástico”, sea no menos “fantástico” y nos recuerde tan frágiles como la realidad. Finalmente darnos cuenta de las reglas de este juego, hace que podamos acercarnos a él. Fantástico, ¿no?

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

Tags

Lo Último

Te recomendamos