Opinión

Primavera

En la dimensión de la conciencia, así como pasa con los ciclos de la Tierra, para aprender debemos pasar por muchos ciclos de transformación y por una enorme cantidad de retos y experiencias

Estamos a punto del advenimiento de la primavera y la naturaleza nos muestra con las estaciones cómo funcionar de manera ordenada y balanceada. Estos ciclos son grandes analogías de los períodos por los que atravesamos continuamente los seres humanos. Observar estas estaciones nos invita también a hacer lo propio, en este caso, volver a florecer. Puede que tal vez a usted le cueste mucho trabajo creer que después de pérdidas insustituibles o de cambios drásticos en su vida, ésta sea capaz de volver a emerger, pero créalo, es posible, sólo que tenemos que poner nuestra atención y empeño para que así sea. A veces nos vemos ofuscados porque cuando la vida se nos desconfigura y todo parece estar de cabeza: lo que conocíamos ya no es más y lo que dábamos por seguro se ha ido. Pero ¿se ha puesto a pensar que esto no necesariamente es una señal de que las cosas están mal? Al nivel de la conciencia, es decir, de ser más conscientes de nosotros mismos y de lo que sucede alrededor, el ritmo de la vida y los propósitos cobran por completo otra dimensión.

En ese sentido tener una vida perfecta donde no pasa nada más que rutinas y supervivencia, tal vez nos esté indicando que vamos muy lento, o que estamos aprendiendo casi nada. En la dimensión de la conciencia, así como pasa con los ciclos de la Tierra, para aprender debemos pasar por muchos ciclos de transformación y por una enorme cantidad de retos y experiencias. Sólo a través de estos podemos evolucionar nuestros puntos de vista para ir integrando todos los aspectos de uno mismo y de la totalidad de la vida.

Si somos observadores del entorno nos podemos dar cuenta de que todo el caos por el que atravesamos como sociedades también es una muestra de los cambios en la conciencia que formamos todos y, principalmente, del acelerado compás en el que la realidad está cambiando, que aunque en muchos aspectos nos parezca que es para mal, en el fondo se transforma de manera muy profunda para bienes mayores como la diversidad, la tolerancia, la unidad y el trabajo humanitario. Hoy más que nunca vemos por doquier personas más despiertas y más sensibles a lo que pasa más allá de su patio, y esto sólo puede ocurrir cuando nos sacuden el piso suficientemente fuerte como para salir del egocentrismo.

Si usted así lo elige, la primavera es una gran ocasión y oportunidad de renacer en sentidos más amplios, no sólo en círculos, sino en danzas espirales que nos conduzcan de una versión más reducida de nuestra propia vida a un escenario más extenso, con más chances de realización, de ocupación, de pensamiento, de emociones, y de movimientos dentro del mundo. Las viejas estructuras están cambiando rápida y hondamente, de eso no cabe duda, y con esto parece que nuestras propias vidas también están enrarecidas, pero tenga en mente la metamorfosis de la mariposa y deje que lo que no dependa de usted suceda, confiando en su propia siguiente primavera y poniendo todo de sí para que sea de provecho ocupándose de lo que esté en sus manos. Limpie su casa, haga su trabajo y hágalo con gusto, agradezca lo que tiene, aprenda de lo vivido, sea buen ser humano y esté dispuesto a recibir lo nuevo con más sabiduría, abandone poco a poco sus ideas limitantes y confíe en que no siempre lo que se destruye o se termina tiene que ser fatal.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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