Para Claudia Sheinbaum, la actual administración capitalina ha privilegiado el interés privado frente al público, la inversión inmobiliaria frente al sentido de comunidad y la apropiación ilegal de los recursos públicos frente a la transparencia y la legalidad.
En consecuencia, advierte la candidata de la coalición Juntos Haremos Historia a la jefatura de Gobierno de la capital, se ha establecido una ciudad fragmentada, segregada, disfuncional, desigual, insegura y con precaria sustentabilidad.
Para cambiar tan ominosa situación, propone formular políticas públicas que promuevan y respeten, a través de la innovación, la igualdad y los derechos humanos.
En ese sentido, en su Plataforma Electoral: Innovación y esperanza, Sheinbaum Pardo postula los siguientes cinco ejes rectores para el rescate de la Ciudad de México:
1. Innovación, 2. Sustentabilidad, 3. Inclusión y equidad, 4. Honradez, 5. Gobierno abierto.
Con apego al ideario de Morena y de Andrés Manuel López Obrador, Sheinbaum ratifica que un gobierno honrado, democrático y abierto es uno de los pilares básicos para el desarrollo de la ciudad.
Para combatir la corrupción, que de nueva cuenta impera en los círculos de poder capitalinos –asegura– el gobierno debe constituirse con funcionarios preparados y honestos, capaces de administrar los recursos del pueblo con austeridad republicana, transparencia, rendición de cuentas y justicia.
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En efecto, es imprescindible que en un país carcomido por políticos corruptos, cómplices de la barbarie económica que nos ha puesto al borde del abismo, el eje de acción de los gobiernos locales y federal sean la honestidad y el combate a la corrupción.
En este marco, Sheinbaum se opone con firmeza a que el espacio urbano continúe al servicio de los intereses de los mega-desarrolladores inmobiliarios, de la corrupción de los gobernantes y de la planificación de un estilo de desarrollo contrario a los derechos ciudadanos.
Y que, en consecuencia, atenta contra la planeación participativa de sus colonias, barrios y pueblos.
En drástico contraste con este modelo de desarrollo, señala la abanderada de Juntos Haremos Historia, la capital requiere un ordenamiento y una planeación urbana sustentados en criterios sociales que promuevan la sustentabilidad y la equidad, que rescaten y potencien el espacio público y el patrimonio cultural.
Categórica, Sheinbaum Pardo reitera al respecto:
“En el desarrollo de la ciudad es fundamental la participación de la iniciativa privada, pero enmarcada en un esquema de planeación urbana incluyente que garantice la sustentabilidad y el derecho a la ciudad de todas y de todos”.
Con tal finalidad, explica que su gobierno impulsará, siempre con la participación de la ciudadanía, las siguientes acciones:
1. Un nuevo Programa General de Desarrollo Urbano (de Ordenamiento Territorial, según la Constitución local) y nuevos programas de desarrollo urbano en las alcaldías, que establezcan los usos de suelo y revisen las diferentes normas e instrumentos de ordenamiento.
2. Regular la intensidad, ocupación y formas de aprovechamiento del suelo y el espacio urbano, así como las características de las edificaciones, la transferencia de potencialidades de desarrollo urbano y el impulso a la vivienda de interés social.
Asimismo, estos programas deben considerar:
— Al gobierno capitalino como rector del desarrollo urbano bajo criterios de sustentabilidad, inclusión y equidad.
— Un modelo urbano que proteja la vocación natural del territorio, a través de la distribución equitativa de los beneficios mediante el aprovechamiento de todos los elementos urbanos susceptibles de apropiación.
— La ampliación de los servicios públicos de calidad.
— La promoción de la cercanía entre el trabajo y la vivienda para reducir los tiempos de traslado.
— Redoblar esfuerzos para proteger y salvaguardar el patrimonio cultural y natural, así como el suelo de conservación y las áreas de valor ambiental.
— Apoyar los lazos económicos, sociales y ambientales entre las zonas urbanas, periurbanas y rurales.
— Impulsar el vínculo entre los aspectos ambientales, sociales y económicos, con una visión integral que revierta la lacerante pobreza urbana y la ruptura del tejido social, la cual se resume en segregación, violencia y delincuencia.
— Someter a consulta pública vinculatoria, con mecanismos de difusión y discusión de las y los ciudadanos, la autorización de las manifestaciones de construcción de alto impacto.
— Garantizar que los pagos asociados a la mitigación de desarrollos inmobiliarios sean destinados a la infraestructura urbana y a la promoción de áreas verdes y del espacio público en las zonas donde se establece el desarrollo.
— Instaurar un sistema de información innovador, abierto y georreferenciado para informar a la población sobre las construcciones.
— Fortalecer al Instituto de Vivienda para fomentar la vivienda de interés social digna e innovadora con la intención de disminuir los años a la ecología en las construcciones y operación de éstas.
Con éstas y muchas acciones más, se rescatará el orden perdido del desarrollo urbano y se le imprimirá un rumbo progresista, sustentable y democrático a la Ciudad de México.