Opinión

¡¿A ver a qué hora chairos?!

Ricardo Alemán siempre ha sido polémico, siempre ha puesto títulos en sus columnas que polemizan, que meten ruido y en sus posturas ha generado opiniones encontradas

Nada sale de la nada, menos en política; todo tiene un origen, pero cuando se genera un mensaje o discurso que motiva polémica, mensajes de odio, discusiones y divisiones de posturas, es cuando más se debe recriminar y reprobar. Y me refiero a mensajes de todos los sectores, empresarios, políticos y hasta de periodistas. Y en este caso, no es crucificar a Ricardo Alemán, un reconocido columnista que siempre leemos, no es pretender ir contra el periodista en si, pero él mismo debería reconocer que tuvo una garrafal equivocación al sugerir asesinar a AMLO por medio de un mensaje de su cuenta de Twitter; mensaje que no se puede tomar de otra manera.

Ricardo Alemán siempre ha sido polémico, siempre ha puesto títulos en sus columnas que polemizan, que meten ruido y en sus posturas ha generado opiniones encontradas es cierto, pero de eso a sugerir un ataque en contra de un candidato, deja entrever que se equivocó, que no observó el alcance de lo que estaba escribiendo, eso no, los periodistas tenemos una gran responsabilidad en lo que escribimos, en lo que decimos ante el micrófono, en lo que informamos en radio y televisión y hasta en lo que escribimos en nuestras redes sociales.

“No amenacé, solo estaba advirtiendo” dijo en un video de respuesta. Ok, está bien, vamos a comprarle esta versión a Ricardo Alemán, que según esto le malinterpretamos su mensaje en las redes, que no era su intención el sugerir asesinar a AMLO, “no estamos locos”, señaló, por eso el texto puntual de lo que publicó, vale la pena reproducirlo a continuación: A John Lennon lo mató un fan, a Versace lo mató un fan, a Selena la mató una fan, a ver a qué hora chairos. ¿Será que todos lo entendimos mal?, ¿somos tan mal pensados?

Desde pegar un botón, hasta matar un cabrón

¿Serán parientes Mario Tzintzún y Ricardo Alemán?; hay que recordar que en Michoacán ya hubo un desafortunado comentario de operadores del PRI municipal de Morelia, en voz de Mario Tzintzún, al decir, “en el PRI somos capaces de todo, desde pegar un botón, hasta matar un cabrón”, ya hay referencias que podrían enlodar el proceso. Pero a nadie, ni a los ingenuos ni a los mal pensados, conviene un clima electoral enrarecido y lleno de odio y de divisiones entre la ciudadanía. Hay que ser un total irresponsable, lunático, psicópata como para echarle leña al fuego después de los episodios tan negros que hemos vivido en México; y eso va desde el asesinato de Luis Donaldo Colosio, los más de 70 asesinatos en el 2018 en precampañas y campañas en aspirantes, hasta la desfachatez de que el crimen organizado se ha metido hasta la cocina en gobiernos en general, incluyendo hace unos años en Michoacán y hasta en CDMX, donde la autoridad se ha cansado de decir que no hay presencia de cárteles, mientras la realidad nos dice otra cosa.

¿A dónde va el periodismo?

¿En qué momento los periodistas dejamos de ser los que informamos de los sucesos, para convertirnos en la noticia?, ¿en qué momento una noticia de 5 asesinados en algún paraje, se convirtió en un “México sangriento?, ¿en qué etapa los periodistas nos convertimos en juez y parte al dar una noticia, acreditando o desacreditando a tal o cual autoridad? Es cierto que la credibilidad de la clase política se encuentra en su peor momento, nadie les creé nada jamás, (no sé porqué creerles en campaña). Es cierto que los empresarios –muchos de ellos- son capaces de vender su alma al diablo, con tal de beneficiarse con contratos, inversiones y atenciones de primer nivel; pero eso de pensar que los directivos de las empresas periodísticas no saben lo que sus líderes de opinión informan, analizan y publican, deja mucho que desear.

Aquí diferenciar dos temas; uno, siempre hay que criticar o aplaudir los hechos, lo que sucede en la realidad, lo que beneficia o perjudica. Porque es verdad que no estamos mejor ahora que antes en cuestiones de seguridad en todo el país, porque, tal y como me lo dijo en exclusiva José Antonio Meade, la estrategia de S EGURIDAD no funciona. No nos podemos quedar en el ridículo discurso de “es solo la percepción”, cuando sigue habiendo gente asesinada, cuando siguen los feminicidios y continúan los asaltos y robos violentos en Morelia, en Michoacán y en todo el país. Eso se debe condenar siempre.

Pero otro tema es hacer apología del crimen, otra cosa es como medios de comunicación publicar una fotografía desgarradora de cabezas humanas tiradas en la costera de Acapulco, con un titular que diría “En Acapulco manda el narco”, a informar, “Decapitan a tres en Acapulco, no habrá impunidad, dicen autoridades”.

Como vemos y nos damos cuenta, todos, absolutamente todos tenemos responsabilidad en este barco que se llama México; por lo tanto, los directivos de medios de comunicación deben tomar su papel de mejorar este país, pero de la mano de sus líderes de opinión, con la responsabilidad y la ética periodística necesaria para hacerles saber a los empresarios, políticos y gobierno que no podrán hacer lo que les da su gana, porque los medios como un observatorio ciudadano responsable, que tenemos la confianza de los auditorios de manera afortunada, podremos publicar cuando las cosas se estén haciendo de manera ilegal, irresponsable y de forma equivocada, siempre tomando en cuenta a la ciudadanía.

No nos vayamos a los extremos, ni un Ricardo Alemán, ni un Paco Ignacio Taibo II, menos un Gutiérrez Noroña, aunque en ello se pueda perder raiting en redes sociales, aunque en ello podamos ser menos populares; es mejor trabajar a favor de este país desde nuestra respectiva trinchera de manera honorable y firme, que pisotear a los demás, como sea, con tal de avanzar solo por anteponer el egoísmo y los bolsillos personales, esto último solo habla de gente retrógrada, tramposa y desleal.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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