columnas

Expectativa vs. Realidad

Los hombres y las mujeres somos, cuando se trata de relaciones de pareja (noviazgos y matrimonios) unos verdaderos expertos en el finísimo arte de vendernos espejismos. De acuerdo a nuestras necesidades e inseguridades, vamos por la vida creyéndonos historias que sólo existen en nuestras cabezas al momento de coincidir con algún prospecto de novi@ o espos@ potenciales, y esto se debe primordialmente a que cuando encontramos a alguien que acapara nuestra atención lo primero que hacemos es mostrar a nuestro “mejor yo” y prácticamente escondemos bajo la alfombra a aquel individuo lleno de sombras y bajorrelieves, al tiempo que sólo vemos en la otra persona sus mejores rasgos y nos negamos a reconocer en ella algún defecto o falencia.

Lo anterior, lamentablemente, como en la historia del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, detona en el corto plazo un conjunto de decepciones en la otra persona que si bien también posee virtudes y defectos como nosotros, es evidente que debido a sus propios conceptos (aquí es obligatorio considerar el ego de cada individuo) se van creando ciertas expectativas que en un momento determinado acaban chocando con la cruda realidad y a la postre eso conduce a las rupturas.

Pero, ¿qué debemos hacer para que logremos aterrizarnos en una relación balanceada y sortear exitosamente aquellas trampas que nos tiende la tentación de querer vendernos como alguien que no somos y, al mismo tiempo, no poner en un pedestal a aquella en la que estamos depositando nuestros sentimientos y nuestro bienestar emocional?

Publicidad

De nuestra parte, en una primera instancia hay que luchar a brazo partido por ser lo más auténticos que se pueda y dejar brotar nuestra personalidad, con sus luces y con sus sombras, para que así la persona con la que estamos conviviendo pueda formarse un mapa adecuado y asertivo de quiénes somos. Al mismo tiempo, no debemos olvidar que si ejercemos la empatía, la comprensión, la solidaridad, la educación, el respeto y la tolerancia habremos avanzado un muy buen trecho para que nos perciban nítida y honestamente. Obviamente, en esta fase es indispensable que nos mostremos totalmente sinceros bajo cualquier circunstancia y no engañar con poses o falacias a quien nos está acompañando.

En el otro extremo, y el cual a mí me parece el más delicado en su tratamiento, tiene mucho que ver con la manera de cómo depositamos nuestras emociones y nuestras expectativas en la otra persona, porque si bien es cierto que cuando se trata de una pareja ambos deben abrir sus mentes y sus corazones, también debemos hacerlo gradualmente y de forma mesurada, porque hay muchas personas que vuelcan todos sus miedos, todas sus inseguridades, todos sus traumas e incluso todos sus fracasos previos. Tener una pareja es contar con alguien que nos acompañe a lo largo del camino y no para que le echemos sobre la espalda todo nuestro cúmulo de cicatrices o temores. Hay que aceptar en todo instante que el éxito o el fracaso de una relación dependerá de que tan capaces podemos ser de ver en el otro a una persona con derecho a una individualidad, a un espacio propio y a un poder de decisión único que al ejercerlo plenamente le conducirá a querer estar con nosotros, sin importar lo complejo que sea el panorama.

Y no olviden que todos jueves a punto de la medianoche y los domingos a la 1:00 de la madrugada los espero en su programa “Exclusivo Para Hombres”, que se transmite por Telefórmula (por favor chequen su sistema de cable preferido para verificar nomenclatura del canal).

Síguenos en Google News:Google News

Contenido Patrocinado

Lo Último