Opinión

Elección y responsabilidad

Juntos elegimos respetar, cuidar, procurar, mejorar a nuestra comunidad, llámese familiar, laboral, vecinal, conciudadana, nacional y global

En tiempos electorales o no, en realidad siempre estamos haciendo elecciones, y esas -las de cada día- son las que van construyendo el entorno que juntos en esta sagrada tierra decidimos crear. Cada nuevo día es una oportunidad fresca de volver a elegir nuestros pensamientos, palabras y acciones. Así todo el pasado pese como un gran lastre de malas elecciones y de decisiones que han convertido nuestra historia personal o colectiva en un caos, absolutamente nada más que nuestra voluntad inconsciente de seguir en el mismo estado de conciencia, nos obliga a repetir exactamente las mismas conductas y elecciones del día anterior. Juntos elegimos darle fuerza a buenas o malas prácticas y costumbres.

Juntos elegimos respetar, cuidar, procurar, mejorar a nuestra comunidad, llámese familiar, laboral, vecinal, conciudadana, nacional y global. Juntos ponemos energía, recursos, y bastante empeño en crear lo que tenemos. Tal vez no sea placentero ni cómodo asumir tal responsabilidad, pero créame que es la única manera de poder acceder al escenario de un mundo mejor, porque al final este lo hacemos, lo habitamos, lo padecemos o lo disfrutamos quienes aquí nacemos y este es nuestro hogar. Si usted extiende las malas costumbres que aprendió cuando niña o niño hacia el exterior, es tiempo de hacer una pausa y reflexionar, porque para eso crece y envejece el cuerpo, para representar una conciencia y una mente que también crezca y evolucione a través del aprendizaje de cosas nuevas y de la mera observación de lo que ocurre con lo que se siembra.

Si está resentida o resentido con la sociedad también es tiempo de hacer una pausa y canalizar su rabia en cosas creativas, como abono para una planta que usted verá crecer y florecer y de la que podrá alimentarse algún día; haga una pausa y reflexione: seguir esparciendo la rabia únicamente generará más de lo mismo, principalmente para usted. No se convierta en un robot que hace las cosas porque así le fueron programadas, porque ve a otros robots hacerlas del mismo modo, o porque siempre elige lo que todos aceptan como bueno o como malo; construya sus propios caminos pero con su humanidad por delante, con aquello que le hace pensar, sentir y razonar, no sólo con su componente primitiva: en la mera supervivencia.

Sea y aporte cosas positivas; acuérdese de sus clases de matemáticas, porque de todos modos aquello negativo que multiplique siempre terminará en un camino que lo devuelva al bien. Deje de ser un niño o niña social: esperando a que le den, a que le llamen, a que le tengan que castigar, a que le enseñen a punta de incentivos o reprimendas, a que le indiquen para todo cómo debe comportarse y portarse, a hacer las cosas por obligación y no por convicción, a pensar que el mundo termina en sus caprichos y necedades, a creer que otros le tienen que aguantar, que nutrir, que ofrecer, y que tolerar que se pase de la raya, que transgreda, lastime, robe, moleste, pensando usted en que le tienen que soportar porque, a pesar de su cuerpo de adulto, sigue siendo un niño berrinchudo y enojado.

Lo crea o no, la iluminación o la santidad, tienen muchísimo más que ver con la responsabilidad de lo que se pueda imaginar. Un ser abarcativo, que da, que aporta, que abraza, que contiene, que sostiene, que emana, y por lo tanto: al que siempre le irá bien, es en esencia responsable, es decir, habilitado para responder por él o ella y por todos sus compañeros, por su entorno, por las extensiones de su casa, por su mundo, porque si le echa un poco de cabeza verá que por algo el mundo es redondo y tarde o temprano esa línea que dibuje afuera de su puerta delantera terminará tocando su patio trasero. Entrénese a saber elegir cada día a cada paso y con cada pequeña acción y actitud, a pesar de su maraña mental o de sus dolores emotivos, y verá como en un abrir y cerrar de ojos, esas elecciones formarán una sola que en conjunto transformará las piezas podridas de esta realidad que hemos tejido juntos.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

Tags

Lo Último