La inseguridad en gran parte del territorio nacional es el tema que más preocupa a la población desde hace muchos años. La sociedad ha sido afectada por delitos graves en los que la violencia cada vez es mayor. Este es un asunto que afecta a todos en general. La paz y la tranquilidad se han convertido en un anhelo, cuando debe ser una condición indispensable para que la ciudadanía pueda desarrollar sus actividades de manera normal.
En este sentido, el Estado tiene la obligación de proporcionar seguridad a todas las personas y crear las condiciones necesarias para una vida sin violencia. Lamentablemente, las instituciones que deben atender esta responsabilidad presentan importantes desafíos. A pesar de que cada año se destina una cantidad creciente de recursos públicos, el problema en lugar de disminuir se ha agudizado.
En el 2006 se optó por una estrategia en la que las fuerzas armadas tuvieron que asumir tareas de combate a la delincuencia organizada, fuera de la normatividad establecida. Sin embargo, la seguridad pública no ha mejorado. Un factor clave ha sido la falta de capacitación y profesionalismo y disciplina de las diversas policías.
Ahora, el nuevo gobierno debe echar mano de todos los instrumentos al alcance del Estado para atender el problema integralmente. Esto significa actuar desde la celula primordial de la comunidad para mejorar sus condiciones de vida, y proveer mejores oportunidades de desarrollo para todos, hasta el rediseño del sistema de paz y seguridad en el país, retomando experiencias internacionales exitosas.
De este modo, la Guardia Nacional será una nueva institución en la que participen en la coordinación, capacitación y profesionalización las fuerzas armadas, ejército y marina, con elementos de la policía federal y la sociedad civil que se inscriba en su momento. La capacidad de organización y disciplina castrenses serán de gran utilidad para que con estricto respeto a los derechos humanos, se pueda prevenir los delitos, preservar la seguridad pública y combatir la delincuencia en todo el país, abandonando la visión autoritaria y el uso de la fuerza como estrategia.