Opinión

1 de diciembre: arranca el sexenio de la incertidumbre

Este sábado, Andrés Manuel López Obrador rendirá protesta como Presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, tras una larguísima campaña presidencial, que se extendió por lo menos 12 años.

Pero llegar a este punto le costó al pueblo mexicano decisiones radicales, como la toma por más de 40 días de Paseo de la Reforma, o tener dos presidentes, el constitucional (Felipe Calderón Hinojosa) y el “Legítimo”, contraviniendo los más elementales principios de legalidad, pues hasta gabinete designó.

Más de 30 millones de mexicanos decidieron el pasado 1 de julio, en las urnas, el futuro del país para los próximos seis años; sin embargo, bastaron semanas para que este apoyo comenzara a decepcionarse y a arrepentirse de haberle otorgado manga ancha al presidente electo y a su partido, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

Particularmente porque desde el Congreso de la Unión su mayoría comienza a cimentar la llamada Cuarta Transformación, sin importar que la decisiones de Morena sepulten muchas de las promesas de campaña del tabasqueño, como el retiro de los militares de las calles o la autonomía de la Fiscal General de la República, replicando modelos probadamente fracasados.

Esto sumado a su errónea decisión de cancelar las obras del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en Texcoco, una obra vanguardista que colocaría al país entre los primeros en el mapa mundial en temas aeroportuarios y aeronáuticos, así como el perdón para los delincuentes, lo que significa una real barbaridad.

Es por estas razones que el periodo de transición, de cinco meses a partir de la elección, ha traído más incertidumbre y zozobra que esperanza en la sociedad mexicana. El signo más claro de esto fue la encuesta de El Universal, de esta semana, la cual revela que la aprobación de AMLO cayó 9 puntos de agosto a noviembre, pasando de 64.6 a 55.6 por ciento.

Sobre las expectativas de cumplimiento de promesas de campaña, El Universal también halló una disminución, ya que en agosto, 64% de los mexicanos aseguró que López Obrador cumpliría sus promesas de campaña, pero en noviembre, menos de la mitad, 49%, suscribió esa afirmación.

El hecho de que AMLO se refiera a su Presidencia como una transformación equiparable a tres momentos de transición históricos no es otra cosa que una idea pretenciosa que no toma en cuenta los retos económicos, políticos y de seguridad que enfrenta el país.

Porque si bien es loable poner por delante a los más pobres como eje de su “Cuarta Transformación”, los hechos indican que la tarea no será nada sencilla. Es por eso que luego de ganar las elecciones, López Obrador dedicara en su primer discurso unas líneas antes de hablar de los indígenas y de los más necesitados. Intentó calmar a los mercados, es decir, a los sujetos concretos que son dueños y manejan el capital en México y en el mundo.

En síntesis, el gobierno de la “Cuarta Transformación” propone como prioridad la atención a los pobres y pueblos indígenas y, sin embargo, sus primeros mensajes y agendas son para los ricos.

La contradicción esencial es que la atención a pobres e indígenas no puede lograrse si a la vez los principales asesores prometen hacer de México un paraíso de inversión privada y ofrecen ampliar las Zonas Económicas Especiales que, por definición, implican políticas neoliberales de despojo de territorios y bienes comunes, altas tasas de explotación, privatizaciones y elevadas exenciones fiscales a los inversionistas.

Así, resulta imposible pensar en una “Cuarta Transformación”, como la que promete López Obrador y por la que votaron 30 millones de mexicanos, si a la vez quiere dejar intocados los intereses de los sectores que han explotado, despojado, saqueado y reprimido a este país durante décadas.

Las tres transformaciones que han llevado al país en lo que es actualmente han sido las guerras de la Independencia, la Reforma y la Revolución. AMLO promete un cuarto movimiento, pacífico, que cambiará radicalmente la vida de México. Sin embargo, sus decisiones en estos cinco meses han sido erróneas, plagadas de ocurrencias e, incluso, ilegales.

Mañana arranca la “Cuarta Transformación” y con ella un caudal de incertidumbre y zozobra que pone a temblar a millones de mexicanos, muchos de ellos los arrepentidos de haber votado por el tabasqueño. Sin embargo, hay una luz de esperanza en los partidos que realmente se presenten y lo enfrenten como una oposición responsable y que no dejará que imposiciones absurdas hundan más al país que deja la fallida administración de Enrique Peña Nieto.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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