Con la aprobación de una Guardia Nacional civil todas y todos en México ganamos. En la discusión del dictamen prevaleció la razón, la apertura y el trabajo colaborativo. En las negociaciones se privilegió una visión de Estado. Con ello, la oposición se fortaleció, y el grupo mayoritario del Senado de la República demostró la madurez necesaria para construir una democracia funcional, de pesos y contrapesos legítimos.
La creación de una Guardia Nacional de carácter civil es un claro mensaje que enviamos las y los senadores que trabajamos de manera constructiva para entregar un triunfo a la sociedad. Este día es histórico porque en ningún momento nos olvidamos de los mexicanos y mexicanas a quienes representamos. El trabajo de las últimas dos semanas es resultado de abrir el diálogo auténtico y franco, de convocar a las primeras audiencias de Parlamento Abierto en cualquier legislatura, de escuchar activamente, y de actuar con coherencia.
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Todas las correcciones, cambios y adendos al dictamen original de la Guardia Nacional que se compartió esta semana y que se votaron, representan a las víctimas de la inseguridad de nuestro país, a sus familias que – valientes y dignas – alzaron la voz en las audiencias y a los y las expertas que con enorme convicción y firmeza, no quitaron el dedo del renglón. El proyecto final, el votado, el unánime, refleja el trabajo de los senadores y las senadoras, pero lo más importante es que esos cambios hacen eco a las preocupaciones de las y los mexicanos, y marca un camino claro hacia la paz y la seguridad.
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Muchos dejamos el corazón en esta discusión, pero no dejamos que la pasión reinara sobre la razón. La solución definitiva a los problemas de seguridad siguen siendo parte de un escenario lejano, pero la votación, el proyecto de una Guardia Nacional Civil, el ejercicio de Parlamento Abierto y los acuerdos políticos alcanzados, son un ejemplo de cómo avanzaremos con una visión compartida hacia un nuevo momento de paz en México.
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