Es innegable que el gobierno de Enrique Peña Nieto se caracterizó por despilfarrar el dinero público, tan sólo basta recordar el sorprendente incremento del gasto en comunicación social que hizo el presidente priísta en 2017 al erogar casi 11 mil millones de pesos, cifra que fue 200 por ciento superior a lo autorizado en el Presupuesto de Egresos de dicho año por la Cámara de Diputados; sin contar los ostentosos viajes que realizó al extranjero como por ejemplo el que hizo a Reino Unido en 2015, en el cual llevó a una comitiva de alrededor de 200 personas, incluyendo maquillistas.
Con ese contexto, una política de austeridad era cuando menos oportuna, no tenemos duda que la manera de gastar de la administración anterior fue por demás cínica; con ese antecedente el presidente López Obrador afirmó que su gobierno sería austero, con su famosa frase “no puede haber gobierno rico con pueblo pobre” prometió recortar los gastos superfluos para beneficiar a la población. En ese orden de ideas, el argumento parecía sólido, pero una vez en el poder, el tabasqueño traicionó a los mexicanos construyendo un esquema de recortes presupuestales, empezando por puestos de trabajo que consideraba burocratas en diferentes dependencias del gobierno federal, eliminando prestaciones por considerarlas innecesarias y destinando presupuesto a programas clientelares.
Como lo señalé en semanas anteriores, López Obrador y MORENA están institucionalizando un esquema de compra de votos al amparo de los programas sociales, es decir, al viejo estilo priísta, beneficiarán, si es que se puede decir así, a ciertos sectores sociales organizados con liderazgos locales a cambio de apoyos políticos; incluso en algunas ocasiones cobrando “moches” para ser inscritos en los programas sociales como se publicó hace unos días en relación al programa “Sembrando vida” en su estado natal.
Pero como fue denunciado desde la campaña, a López Obrador no le salieron nunca las cuentas pues es materialmente imposible engrosar los programas sociales, que dicho sea de paso no contaban con ningún tipo de indicador que permitiera evaluar el impacto positivo en las familias mexicanas, sin hacer recortes a otras áreas del presupuesto del gobierno federal.
Pero el tabasqueño encontró en los subsidios a programas de atención a grupos vulnerables operados por la sociedad civil el “ahorro” que necesitaba para comprar voluntades entre los ciudadanos más necesitados. El gobierno federal anunció que se suspendían las convocatorias públicas para la asignación de recursos para la prestación de servicios de refugio para mujeres, sus hijas e hijos que viven violencia extrema o en su caso a centros de atención extrema. Cabe señalar que muchas de esas asociaciones iniciaron operaciones debido a la falta de capacidad del gobierno para atender esos grupos de la sociedad mexicana, gracias a los convenios de cooperación con el gobierno se vieron beneficiados de presupuesto que les permitieron contar con personal y material para poder funcionar. Sin embargo, ante el enojo de estas organizaciones civiles, López Obrador las acusó de “conservadoras” como si la violencia tuviera un sesgo político.
Es lamentable que el señor presidente no sepa cual es el trabajo de estas organizaciones ya que muchas mujeres en situación de violencia son rescatadas de sus hogares por estos refugios o en algunos casos tienen que ser trasladadas a otros estados por las noches para que sus parejas no las encuentren. Si el gobierno planea entregarles dinero las condenan, pues no estará abonando a la solución si no más bien contribuyendo a que sin ayuda muchas de estas mujeres sean condenadas a la muerte, se nota que por parte de su equipo no le han avisado que en nuestro país se cometen siete feminicidios al día.
La lista es larga pero en su apuesta clientelar solo ha golpeado a los más vulnerables. Otro caso es el recorte presupuestal y de personal en el Instituto Nacional de Cancerología. Si se analizan los presupuestos de 2018 y 2019, alarma percatarse que diversos centros de salud especializados tuvieron recortes de hasta el 85 por ciento en personal, lo cual afectó entre otros al Hospital Infantil de México Federico Gómez y al Instituto Nacional de Perinatología que por la falta de personal provocó la pérdida de un lote de leche materna de 60 litros, según reportaron medios nacionales.
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No es aventurado asegurar que López Obrador le mintió a los mexicanos pues con su discurso populista aseguró que los beneficios para los sectores más desprotegidos y vulnerables no serían afectados y han sido a los primeros a los que les ha recortado presupuesto.
Han sido días de improvisación absoluta, a prueba, error e intento de solución. Pero las últimas ocurrencias en contra de programas como el de las estancias infantiles o el de los refugios para las mujeres que sufren violencia doméstica, son un agravio al sector de la sociedad más frágil, los niños y las mujeres. ¿Cómo piensan solucionar las cosas? Según el vocero de la presidencia lo más viable es darles dinero directamente, lo que nos deja muy claro que no tienen conocimiento de la situación real. Su opción es implementar mecanismos de control social que a la larga solo beneficiarán al partido del presidente. La llamada cuarta transformación está haciendo las cosas mal aunque intenten culpar a todo aquel que les antecedió, para disfrazar su incompetencia. Al tiempo…
*Mariana Gómez del Campo, Secretaria de Asuntos Internacionales del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Acción Nacional