El presidente Andrés Manuel López Obrador tiene números de aprobación sumamente altos, es uno de los presidentes más populares del mundo. Después de 100 días de gobierno ha incrementado esos números y sus seguidores mantienen la confianza en que su gestión será sumamente exitosa.
La popularidad de un presidente no define su eficiencia, ser popular no determina si es eficaz respecto a sus políticas de gobierno. A lo largo de la historia muchos políticos o presidentes fueron sumamente populares, pero al mismo tiempo provocaron catástrofes en sus respectivas naciones.
Es muy pronto para echar las campanas al vuelo o para condenar el trabajo del presidente y su gabinete. Es tan criticable presumir cambios que no existen como asegurar que todo será un fracaso. Sin embargo, los primeros días sí marcan el rumbo de una gestión. Hoy no podemos negar que hay más vacíos que claridad en los programas de gobierno, hay confusión y desorganización en el gabinete. Sin embargo, esas fallas las contrarrestan con la continuidad de un mensaje repetitivo, pero sumamente efectivo, el que polariza.
El presidente López Obrador tiene la virtud de expresar palabras precisas para un electorado que llevaba años cansado de la lejanía de los políticos. Palabras que en muchas ocasiones no cuentan con sustento, son verdades a medias y hasta manipuladas, pero que conectan con la gente. Muchos de sus seguidores no reparan en saber si lo que dice es verdad o no, por el simple hecho de que lo dice él, para ellos es una razón suficiente para creer.
Los números de aprobación del presidente no sorprenden, su mensaje es sumamente simple; polarizar y atacar a quienes considera enemigos, a los fifís o conservadores. El mandatario define quiénes son los enemigos del pueblo bueno, ese pueblo que él representa, el honesto, el de los pobres.
A pesar de los números tan altos del mandatario y de su gobierno, se les ve deseosos de aniquilar la crítica, lo mismo a los medios que les incomodan, a los políticos que se atreven a levantar la voz o a la sociedad civil que intenta organizarse. Los Estados sin contrapesos también pueden ser muy populares y la tentación de eliminar cualquier intento de contrarrestar los convierte en peligrosos, los contrapesos son necesarios.
Nadie puede negar la popularidad del presidente, tampoco se puede negar que la gente que lo aprueba confía en él y en sus promesas, ni si quiera podemos pensar que no tiene buenas intensiones. Debemos hacer un esfuerzo por ver más allá de la broma y el chiste fácil de la conferencia matutina. Vale la pena hacer un esfuerzo para no conformarnos con tener un presidente chistoso y popular, sino uno capaz, aunque no alcance el 80% de aprobación, sería lo deseable.
Últimas palabras
Una más de mensajes encontrados de la 4T. La Secretaría de Hacienda dice que la refinería de Dos Bocas se pospone, pero el presidente dice que va para adelante. El sello de la casa.