Opinión

Ni una obra pública más

Es bien sabido que el tema del Aeropuerto de la Ciudad de México representa una de las cuestiones más delicadas de la agenda presidencial. Pues desde los primeros días de la Cuarta Transformación se consideraron grandes cambios para los proyectos relacionados a la integración del sistema aeronáutico nacional.

Tan sólo desde el inicio, se descartó la obra de Texcoco a pesar de los avances con que contaba e ignorando los estudios de viabilidad sobre los cuales se fundamentaba todo el Plan de Trabajo. Más aún, los proveedores contratados para cada una de las fases fueron desplazados y liquidados al momento por los servicios prestados, acción que ya costó al Gobierno Federal cerca de 5 mil millones de pesos hasta la fecha, pues aún faltan 114 contratos por finiquitar.

Pero lo peor está por venir, ya que la insuficiencia del Aeropuerto Internacional Ciudad de México (AICM) es una realidad que podría paralizar al país de no ponerle solución. Y después de varias propuestas se decidió poner en marcha la reestructuración de la Base Militar Aérea de Santa Lucía, así como la construcción de una tercera terminal para el AICM.

De verdad que es incomprensible cada una de estas acciones, porque el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM) de Texcoco era sin lugar a dudas un proyecto evaluado, estructurado y organizado, pero sobretodo adecuado a los retos de un México moderno. Ahora, con las parchaduras mandatadas por el señor presidente a la infraestructura en uso, no sólo se generarán pérdidas a la economía nacional, sino que peca por su exagerada improvisación. Aspecto que ahora explicaré.

El llamado Aeropuerto de Santa Lucía iniciará su construcción el próximo lunes, conteniendo dos pistas adicionales frente al Cerro de Paula, el cual tiene una elevación de 2 mil 625 metros a nivel del mar. El asunto es que dentro del Plan de Trabajo no se tomó en cuenta este montículo, dejando a la deriva un tema que será de vital importancia para las aerolíneas al terminar la construcción.

Sin los cambios, se esperaba una inversión de 70 mil 342 millones, pero al no haber trazado las rutas aeronáuticas desde un comienzo, se incrementó hasta los78 mil 552millones de pesos. Pare insólito, pero así es. Cambiaron un Aeropuerto planificado en cada aspecto por uno que no tiene ni pies ni cabeza.

Y antes que comience la desacreditación de estas cifras, debo señalar que son las dadas a conocer por el titular de la Sedena, Luis Cresencio Sandoval. Pero lo que indigna aún más es el pretexto del primer mandatario mexicano, quien al ser confrontado en su “mañanera” del jueves señaló que la Base construida hace 50 años ya tenía previsto esa imperfección y que por ello no representa un problema.

Justo ahí es donde nos quieren chamaquear, pues la estructura de la Base Militar Aérea fue planteada para otras necesidades y objetivos, dando pie al cuestionamiento hacia la planificación de la nueva unidad aeroportuaria. Al término de la obra, la afluencia será mucho mayor y las necesidades desbordaran lo planificado, por ello minimizar las repercusiones del Cerro de Paula es un grave error.

Sumado a lo anterior, la ampliación del AICM podría presentar problemas propios, ya que la Terminal 3 también presenta un problema con el Cerro de Paula de Santa Lucía. Es decir, ese montecito podría tirar los sueños de AMLO por imponer su concepto de infraestructura a nivel nacional.

De acuerdo con la Sedena, el Aeropuerto de Santa Lucía tendrá un sobrecosto de 17 por ciento, ya que el Cerro de Paula obstruirá la pista sur de la obra. Con lo que se resalta la falta de planeación por parte del Gobierno Federal.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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