Estoy seguro que la mayoría de nosotros nos hemos enfrentado a este tema en cualquiera de sus dos lados. Si eres jefe, quizá algunas veces has metido la pata con tus colaboradores y te han catalogado como malo, muy malo; o si eres empleado, seguramente alguna vez, o varias, has tenido que lidiar con actitudes bastante desagradables que el patrón puede tener con los suyos.
Este domingo te presento diez aspectos indiscutibles que, más allá de catalogar a un mal jefe; tienen como consecuencia que los equipos de trabajo, más que producir, busquen la manera de huir por actitudes y acciones tóxicas por parte de aquellos quienes deberían fungir como sus líderes.
Toma nota y si te identificas con algunos de los siguientes puntos, quizá sea momento de reajustar la manera en que se llevan a cabo algunas situaciones dentro de la empresa donde laboras.
1. Excesos. La sobrecarga de trabajo más allá de tus funciones, llega a ser tan abrumador que ni siquiera logras cumplir con lo tuyo. De repente cuando crees haber terminado, te salen más y más y más pendientes, y por supuesto no encuentras la manera de decir que no. Mi sugerencia en estos casos es que establezcas bien tus funciones y cada vez que tengas que hacer algo extra, lo anotes en algún lugar, para que puedas exponer en la ocasión que lo creas pertinente, tu participación dentro de la empresa.
2. Toda la razón. Cuando su palabra es la ley porque cree que el único que manda es él, se genera un círculo enviciado que limita la mejora. De repente algunos jefes creen que lo que dicen y como lo dicen es la última palabra, por supuesto que no es cosa fácil contradecirlo; sin embargo, no dudes en encontrar el momento oportuno para exponer tus ideas, siempre y cuando éstas sean para mejoras en cualquier aspecto dentro del trabajo.
3. ¿Enserio él/ella? Todos comparten la idea de que el ascenso de tu compañero no es justo, pero para el jefe es el idóneo. Realmente no siempre se saben las causas verdaderas del por qué algunos jefes ascienden a algunas personas y a otras no, pero es y será de ellos la responsabilidad de esto, ya si no hacen las cosas como deberían o como tú las harías, no te enganches con eso y enfócate en cumplir con lo que te toca.
4. Promesas rotas. Que pronto vendrán mejores proyectos, que falta poco para el aumento. Pero pasa el tiempo y todo sigue igual. Recuerda que las cosas siempre llegan cuando deben llegar, lo importante es que estés feliz y satisfecho con lo que tienes en el presente y siempre trabajando para cosechar mejores cosas en el futuro.
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5. Dolor de codo. Siempre hay crisis dentro de la empresa y es por eso que no pueden aumentar tu salario, además de que muchas veces ni siquiera se le da el valor real a tu trabajo y desempeño dentro de la empresa. En la actualidad es sumamente difícil encontrar algún lugar en el que el trabajo se paga por lo que realmente vale, te recomiendo que establezcas el salario mínimo de tu trabajo, haciendo un análisis en diferentes bolsas de empleo y así puedas tenerlo bien identificado para negociar tu sueldo.
6. Emociones de robot. Lo que pasa en tu vida se debe quedar fuera de la oficina, y pobre de ti donde combines lo personal con lo laboral. ¿Te ha pasado que, en uno de esos días sumamente difíciles en casa, donde lo único que necesitas es apoyo, tu jefe sólo coopera en hacerlo más gris? Por supuesto que lo que te encantaría escuchar sería “no te preocupes, ve a casa a resolver el problema”, sin embargo, difícilmente será así. Mi consejo es que comentes sin detalle que tienes una situación complicada y negocies alguna forma de trabajo diferente a lo del diario para poder atender con ambas cosas.
7. Cero desafíos. No te creen capaz de hacer más allá de lo de siempre, así que prefieren no motivarte ni permitirte hacer nuevas cosas. De repente te das cuenta que han pasado los días, los meses, los años y las cosas siguen igual, tu rutina y la monotonía son tus mejores amigas y no ves cuándo esto pueda cambiar. Está claro que “zapatero a sus zapatos” sin embargo, siempre es importante que puedas involucrarte de diferentes maneras dentro de la empresa, en este aspecto no hay de otra más que la comunicación, comparte con tu jefe tus inquietudes y busca romper estas paredes, si de plano no ves nuevos retos, cuestiónate seriamente tus deseos por continuar en el mismo lugar.
8. ¿Quién eres? A duras penas saben tu nombre, difícilmente conocen un poco más a fondo de ti, y esto por supuesto que te que ocasiona sentido de no pertenencia. Esto dependerá mucho del tamaño de la empresa, pero en mis años de trayectoria he visto que no es el único factor, ya que en empresas grandes nunca falta el jefe, o más bien líder, que conoce bien a cada colaborador; mientras que, en empresas pequeñas, ni siquiera conoce las funciones de cada uno de sus empleados. No a todas las personas les es importante este aspecto, pero si lo es para ti, aprovecha en las reuniones o juntas de trabajo, la oportunidad para involucrarte con tus ellos.
9. Amenazas que matan. Cuando hay un error y escuchas “es la última vez”, el miedo recorre todo tu cuerpo invade y se hace el aliado para impedirte resolver el lío en el que estás. Claro que a todos nos da cierto nerviosismo cometer errores, pero hay que desarrollar la habilidad de verlos como oportunidades de aprendizaje y crecimiento, dependerá del carácter de tu jefe, pero agarra lo bueno de la lección y sigue adelante.
10. Nada de capacitación. Es típico que muchas veces quieren que hagas y deshagas, pero no te dan oportunidad de adquirir las herramientas para aprender y lograrlo. Lamentablemente, desde mi punto de vista, muchas veces se tiene la concepción de que capacitar es pérdida tanto de dinero como de tiempo; cuando por el contrario es una de las mejores inversiones que se pueden hacer dentro de la empresa. Si crees que no cuentas con el apoyo necesario de tu jefe para esto, capacítate por tu lado, demuestra resultados dentro de tu empresa, y ya con estos solicítala nuevamente.
Tranquilo, no todo está perdido. Aunque a veces muchas cosas no nos encantarán del todo, no hay que olvidarnos de agradecer que tenemos empleo, que no somos un número más para la cifra de desempleados; y que siempre con una buena actitud y comunicación, los baches de la vida de pueden ir arreglando.