¡Déjal@ ser!

Las relaciones de pareja (los noviazgos y los matrimonios) son verdaderamente complicadas, complejas. En apariencia, estamos en la presencia de dos personas que se vinculan gracias a que se atraen, tienen gustos en común, son afines en muchos aspectos y comparten una visión en común con respecto a lo que quieren de la vida en el corto, en el mediano y en el largo plazos.

Sin embargo, la cruda realidad nos zampa en el rostro todos los días que la mayoría de las veces hombres y mujeres por igual acabamos por sabotear prácticamente todo aquello que nos rodea y eso incluye nuestra relación pareja, nuestro entorno global e incluso nuestra vida misma y esto sucede primordialmente porque somos incapaces de aceptar a las personas y a las situaciones con todas sus aristas (tanto las buenas como las malas) y en todo momento permitimos que nuestros complejos y nuestras inseguridades nos gobiernen.

Lamentablemente, vivimos en una sociedad en la que en todo momento y desde todas las trincheras posibles somos presionados a cumplir con cierto tipo de estereotipos que desde tiempos ancestrales no han hecho más que jodernos la existencia. Nuestros abuelos se los transmitieron a nuestros padres, nuestros padres nos los transmitieron a nosotros y muy seguramente nosotros se los estamos transmitiendo a nuestros hijos, lo que en definitiva ha formado generaciones enteras de discapacitados emocionales incapaces de entender que en una relación de pareja ambos componentes tienen muchas cosas positivas para aportar y que este escenario sólo puede ser posible si logramos entender que cada uno tiene derecho a conservar sus características personales, ejercer en todo momento el libre albedrío y también a tener su propio espacio.

Comprender que la persona con la que a diario convivimos, coexistimos, convergemos y cohabitamos tiene derecho a ejercer en todo momento su libertad es sumamente difícil. En una primera instancia todos aseguramos que nuestra pareja, nuestr@ novi@ o espos@ es libre de hacer lo que desee cuando lo desee; sin embargo, en la práctica lo cierto es que todo el momento la sometemos a una permanente vigilancia, le llamamos y le mensajeamos todo el tiempo para saber dónde está y con quién está, día y noche estamos al pendiente de la ropa que se pone y nuestros celos y desconfianza nos convierten en seres verdaderamente insoportables y controladores. En resumen, nos transformamos en unos monstruos inseguros, posesivos y fastidiosos.

No está bien que todo el tiempo estemos de encimosos con nuestra pareja. Fiscalizarle el teléfono celular, pedirle un informe detallado de hasta el último centavo que se gasta en el súper, prohibirle que se ponga tal o cual vestido, palomearle sus amistades y a qué tipo de lugares puede asistir e incluso tener que pedir permiso para salir al cine o ir a tomar una copa con algún amigo, entre otras “linduras”, no hacen más que poner de manifiesto que eres una persona celosa, acomplejada, insegura, chantajista, egoísta y poco estable emocionalmente.

Tienes que entender que cuando consigues novi@ o espos@ no estás adquiriendo una pertenencia como si se tratara de un automóvil, un departamento, un reloj o un caro souvenir… todos necesitamos nuestro espacio vital para seguirnos desarrollando y creciendo. Hay muchas actividades que podemos compartir y realizar en pareja, pero al mismo tiempo también es importantísimo que cada uno tenga un espacio donde respirar, donde sustraerse del mundo entero… incluso de ti.

Y no olviden que todos los viernes en punto de la medianoche y los sábados a la 1:00 de la madrugada los espero en su programa “Exclusivo Para Hombres”, que se transmite por Telefórmula (por favor chequen su sistema de cable predilecto para verificar la nomenclatura de los canales).

E-mail: yazminalessandrini@yahoo.com.mx Twitter: @yalessandrini1

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