Prevenir la extorsión

Con una sola llamada telefónica, cientos de capitalinos han sido víctimas del más absoluto secuestro.

No es la modalidad que te priva de la libertad, delito que nos aterroriza, ni tampoco es el llamado “cobro de piso” que sufren comerciantes y negocios por igual.

Se trata del secuestro de la completa voluntad de la víctima cuando responde el teléfono y entra en contacto con un extorsionador.

Las formas de engaño varían y hasta tienen temporadas del año en que son más efectivas, lo que no cambia es el enorme negocio que significa estar marcando al azar para encontrar a una, o varias, víctimas.

De acuerdo con el INEGI y el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) el 75% de la extorsión que se comete en la Ciudad de México y en el país es vía telefónica.

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Con pocos gastos y una enorme impunidad, los extorsionadores telefónicos obtienen ganancias millonarias en cuestión de horas a través de la manipulación y el miedo.

Para caer en una extorsión de este tipo no influye la condición económica, ni la preparación académica, el género o la edad.

Basta con vivir en la psicosis diaria de la inseguridad para entrar en el macabro juego de este tipo de criminales.

Que las llamadas salgan de los centros de readaptación social (un eufemismo) hace poca diferencia a si lo hacen desde la comodidad del comedor de una casa. Solo se requiere de inyectar el terror suficiente para apoderarse, no es exageración, de una persona que se encuentra a kilómetros de distancia.

Recientemente, en Confianza e Impulso Ciudadano tuvimos la oportunidad de ayudar a un alto ejecutivo privado que fue sometido durante siete horas a una extorsión telefónica. La historia es larga, con episodios increíbles, y por la protección de los datos del caso no abundo más en él. Sin embargo, demuestra que seguimos siendo vulnerables, estamos poco preparados como sociedad, y tenemos información parcial sobre cómo denunciar.

Este es el segundo delito más cometido en todo el territorio nacional desde hace ocho años. No debemos aceptar que se cometa ningún delito, pero en lo que a éste respecta, podemos hacer mucho para prevenirlo.

Y la regla de oro es sencilla: si no conoces el número, jamás respondas. Si lo haces, cuelga de inmediato, no te enganches y denuncia el número por todos los medios posibles.

En www.confianzaeimpulsociudadano.org.mx podemos ayudarte.

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