No es novedad que la delincuencia organizada opera en la Ciudad de México. El suceso más reciente que volvió a hacerlo evidente y de una forma por demás cruda, fue el que se vivió en días pasados en el interior de un restaurante de gran afluencia, a la hora de la comida, en una de las plazas más exclusivas del país, Plaza Artz.
El homicidio de dos personas de nacionalidad israelí no fue un crimen pasional, como lo sugirieron en un principio las autoridades del gobierno capitalino, sino por delincuencia organizada, hecho que además quedó registrado por las cámaras de seguridad del lugar, dejando demostrado que los implicados portaban armas largas de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas, en una operación bien organizada por sicarios profesionales, dando fin así, a la versión inicial del Gobierno.
Este suceso refrenda lo que hemos venido señalando en Acción Nacional: la inseguridad va al alza y el Gobierno de la Ciudad de México debe atenderlo, en lugar de gastar recursos públicos en informes para medir el aplausómetro de la Jefa de Gobierno.
De acuerdo con la Procuraduría General de Justicia de la CDMX, de noviembre de 2018 a junio del presente, el número de delitos cometidos en la capital del país, ha ido en aumento.
En casos como robo a negocio con violencia, robo a transeúnte y lesiones dolosas, se duplicaron las cifras, mientras que en delitos como el secuestro se triplicó. La percepción y realidad de las y los capitalinos es que vivimos en una ciudad insegura y el gobierno capitalino debe reconocer que ya no están en campaña, que son gobierno y que estamos pasando por la peor crisis en temas de seguridad.
Sí señora Jefa de Gobierno de la CDMX, la delincuencia organizada opera en la ciudad y debe ser combatida como tal, no tratando de ocultar las cosas y haciendo creer que son hechos aislados. Es por demás lamentable que priorice informes vacíos y de promoción personal en lugar de reconocer la inseguridad y combatirla.